​El impacto de la metodología japonesa Ikigai en las empresas que forman parte de Fundación Emprender

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El malestar y desasosiego que dejó en algunos empresarios el estallido social y después la pandemia obligó a muchas pymes a dar un giro inesperado en sus respectivos modelos de negocios. Pero más allá de revertir las pérdidas y buscar salir a flote en medio de la crisis, hubo algunos que se plantearon ideas aún más profundas, conectadas directamente con sus emociones y con el verdadero propósito y sentido de la vida.

Preguntas tan elementales como ¿qué será de mi vida y la de mi empresa en 5 años más? O ¿estoy viviendo coherentemente con mis valores? empezaron a sonar con frecuencia entre las empresas que forman parte de los directorios colaborativos de Fundación Emprender.

Y fue precisamente ahí en donde se logró identificar la soledad de muchos empresarios y empresarias que acudían a estas reuniones a expresar sus más diversos dolores y la sensación constante de no ser feliz con lo que se tiene o se está haciendo.


Cambio de necesidades

Como una forma de dar respuesta a estas interrogantes, Fundación Emprender incorporó en su trabajo con las empresas la metodología japonesa Ikigai, un concepto que no tiene una traducción literal, pero puede definirse como “la razón de vivir” o la “razón de ser”. Un proceso de búsqueda personal y que tiene relación con el cambio de necesidades que están viviendo los empresarios en el Chile de hoy.

“Después del estallido social muchos empresarios pasaron de presentar casos que tenían que ver con temas comerciales, modelo de negocios, a temas relacionados como ¿me llena lo que estoy haciendo?, ¿cuál es mi propósito?, ¿qué voy a hacer de aquí a 10 años? Cambiaron el foco. De una cuestión más de negocio a una cuestión más personal y, en relación a ese giro nosotros como Fundación Emprender tomamos el guante y empezamos a implementar iniciativas relacionadas con eso a través de esta metodología, explica Vicente Wilson, director ejecutivo de Fundación Emprender.

El encargado de liderar este trabajo es el empresario, coach y mentor José Ramón Jottar, quien afirma que más que una charla, el Ikigai es acción. “Es cómo yo tomo hoy día decisiones en función de algo que tengo dejado como un tema casi imposible Y el propósito va cambiando en la medida en que vamos creciendo, madurando, avanzando en la vida. No es que haya un propósito, pero sí hay un sentido”, aclara.

Y en el plano de las emociones, José Ramón Jottar ve con preocupación la soledad que enfrentan muchos empresarios, de los cuales un número importante se siente exitoso, pero a la vez muy triste y lo que es peor aún dedicados 100 por ciento al trabajo, dejando de lado aspectos tan importantes como la familia y la felicidad.

De ahí la importancia de volver a lo que realmente nos importa y que viene a despertar emociones y generar ambientes de verdadera colaboración. “Porque cuando uno hace las cosas bien, entiende mejor a los clientes, aprovechas tus oportunidades y estás en algo que te despliega todo tu potencial”, explica Jottar.

“Dejo de ver al socio como un enemigo y lo empiezo a ver como un amigo, me rodeo de mejores colaboradores porque no funcionan, aclaro cual es la estrategia de mi empresa o para donde voy. Entendiendo que el dinero no es el resultado, es el objetivo”, concluye. 

europapress