Aumenta la expectación

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La semana pasada comenté la expectación que manifiestan distintos especialistas por conocer la “madre de todas las reformas” que será el nuevo proyecto que introduzca cambios a nuestro sistema tributario, tendientes a lograr un incremento en la recaudación por sobre los 12 mil millones de dólares, el cual crecerá paulatinamente hasta lograr en el año 2026, los 30 mil millones de dólares (30 puentes del Chacao) necesarios para financiar las demandas sociales, las promesas de campaña, lo señalado en la Cuenta Pública del presidente realizada en mayo recién pasado y el nuevo Chile que creará la nueva constitución.

La expectación ya ha llegado a los parlamentarios, como el senador Ricardo Lagos Weber quien ha señalado su anhelo de lograr un “pacto fiscal”; el diputado Jaime Naranjo, mencionando su frustración porque hasta ahora solo ha conocido “pincelazos” del contenido del proyecto; el senador Juan Antonio Coloma, quien manifestó su preocupación por el efecto negativo que puede generar el aumento de los impuestos, porque éstos no son neutros; el senador Felipe Kast, al solicitar que se proteja e incentive la inversión; o el diputado Guillermo Ramírez, que está esperando participar en el periodo prelegislativo que anunció la autoridad económica.

Es así como el ministro de Hacienda indicó que el 30 de junio ingresará al Congreso esta iniciativa, pero existirán 10 días antes de “conversaciones políticas” con los parlamentarios para ir “allanando” el camino al proyecto.

Lo interesante es que el ministro indicó que de los 5 puntos del PIB que se espera recaudar como recursos nuevos para los ingresos fiscales, se lograrán con los 0,7 puntos con la ya vigente ley 21.420 que elimina franquicias y exenciones tributaria, y que el resto del incremento se obtendrá gracias a su gestión a través de la reforma en estudio que se materializará por medio de tres proyectos que se tramitarán en distintos periodos.

El primero contendrá cambios en el impuesto a la renta, modificación a las exenciones que aún no se han tocado y el tan cuestionado impuesto a la riqueza, el segundo proyecto contendrá el royalty minero y el tercero, que ingresará, no sé por qué, a fines de año, tratará impuestos verdes y contribuciones regionales.

De esta forma, ya hay un cronograma para poder concebir estas iniciativas, teniendo la experiencia de las múltiples reformas que desde el año 2012 hemos estado persistentemente realizando, de seis meses de tramitación legislativa para cada uno.

Lo preocupante de todo esto, es que lo trascendido hasta ahora no evidencia una estrategia innovadora, además que la propuesta no está exenta de contradicciones o de críticas por sus debilidades técnicas, siendo el impuesto a los super ricos la más cuestionada por su eficacia. Por otro lado, si se quiere aumentar la recaudación fiscal a través de los llamados impuestos verdes, caeremos en un profundo yerro conceptual, porque la doctrina ha definido a este tipo de tributación como aquella que grava la emisión de contaminantes con el objetivo de desincentivar tal operación, privilegiando mecanismos alternativos que permiten mitigar el daño causado en el medioambiente, como también la elección de procedimientos de producción alternativos que utilicen energías limpias. Es decir, los impuestos verdes buscan disminuir la contaminación y no aumentar la recaudación, dejando de recaudar cuando la empresa contaminante logra disminuir sus índices de contaminación.

Dado lo anterior, los impuestos limpios dejan de aportar a la recaudación cuando se deja de contaminar. Si se piensa llegar a los 5 puntos del PIB con impuestos verdes, significa que se logrará el incremento de recursos en arcas fiscales a través de niveles superiores de contaminación. Por otro lado, si se logra el objetivo de la tributación ecologista (bajar la contaminación) tendremos una baja en la recaudación.

Además de lo anterior, todas las medidas que se han ventilado que estarán en la nueva reforma tributaria, son criticadas porque solo lograrán una mayor recaudación si el país crece y la economía se expande, escenario totalmente alejado de las proyecciones técnicas que se han presentado, lo cual se evidencia con el nivel de inflación, baja en la inversión y descenso en las proyecciones de crecimiento de nuestra economía.

Es así como podemos apreciar que las expectativas crecen en la población, entre los especialistas y, ahora, entre los políticos, presionando a la creatividad y talento del equipo económico del gobierno actual para que presente al país una reforma tributaria que cambie la estructura del sistema tributario y que logre un nivel eficiente de mayores ingresos para solucionar las ingentes demandas y problemas sociales que se están manifestando.


Prof. Germán R.Pinto Perry

Director Magíster en Planificación y Gestión Tributaria

Centro de Investigación y Estudios Tributarios

Universidad de Santiago

europapress