Expectación por futura reforma tributaria

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Germu00e1n Pinto


Percibo mucha expectación por la futura reforma tributaria que tanto ha anunciado el Gobierno, debido a las expectativas que se han hecho por las promesas de campaña, lo dicho en el discurso cuando el presidente asumió el mando del país y por lo anunciado en la primera Cuenta Pública recientemente realizada. Además, hay expectación para saber cómo fueron recibidas las múltiples propuestas escuchadas en los Diálogos Sociales que el Ministerio de Hacienda ha llevado a cabo, y que terminaron este fin de semana.

En la Cuenta Pública se anunció que se espera recaudar el equivalente a 5 puntos del PIB, equivalente a entre 10 y 12 mil millones de dólares (dependiendo del monto del PIB que se esté considerando y del tipo de cambio que se ocupe para su conversión). Sin embargo, la cuantificación de todas las ayudas sociales que el novísimo gobierno ha anunciado se ha estimado en 30 mil millones de dólares en los futuros años (sin precisar el horizonte de este futuro).

A parte esas concesiones prometidas, está el nuevo Chile que se está proyectando en la nueva constitución que garantiza una serie de derechos de la más variada índole, incluso el acceso a la tecnología digital, hecho mayúsculo porque al estar consagrado en la carga magna, será un imperativo importante para el Estado y deberá destinar ingentes cantidades de dinero a una tecnología que es dinámica y que constantemente estará exigiendo inyecciones de recursos para que su acceso esté siempre actualizado, pues será tremendamente frustrante para la población, especialmente para los más jóvenes, el hecho de tener acceso gratuito a una conexión a Internet de 2 G cuando ya estemos en 5, 6 o 7 G.

Por todo lo anterior, es algo evidente que estamos hipotecando el futuro social del país, lo que obliga a tener recursos fiscales para dar respuesta a esas necesidades, máxime si la nueva carta magna tiene por sello el protagonismo del estado y ha sepultado toda iniciativa privada en temas sociales como teóricamente conceptualiza el rol subsidiario del estado. Esto implica, que toda satisfacción y cumplimiento de las promesas realizadas tendrán único y exclusivo protagonista al aparato estatal y, como titular de éste, al gobierno de turno.

Lo complicado de lo anterior, y sobre lo cual se fundan las expectativas de los especialistas para conocer la reforma “madre de todas las reformas” que el ministro Marcel nos ha prometido, es que el raciocinio técnico y lógico no permite colegir algún esquema tributario que provea de los proyectados 12 mil millones de dólares en el actual periodo presidencial. La principal duda de los especialistas es que la única fórmula que realmente ha generado una mayor recaudación es el crecimiento económico, elemento que está totalmente alejado del horizonte de nuestro país dado los paupérrimos rendimientos económicos que hemos vividos en los últimos 11 años.

Las estimaciones que se han ventilado en estos días me dan la razón, pues se estima que un royalty a la minería aportaría una cantidad equivalente entre un 0.6 y 0.7 puntos de PIB, el combate a la evasión del IVA podría generar entre un 0.4 y 0.5 puntos del PIB; y el tan anhelado y promocionado impuesto a los super ricos no aportaría más que un 0.6 puntos del PIB según las estimaciones más optimistas. Es decir, con suerte podríamos lograr entre un 1.8 y 2 puntos de todo lo que se produce en un año en nuestro país, como equivalencia de la nueva recaudación.

Hay consenso en ámbitos académicos sin colores políticos que la fuente más eficiente y potente que permite una mayor recaudación no corresponde a las alzas de las tasas sino en el crecimiento económico, es decir, se recauda más en Chile si el PIB crece. De esto, hay nutrida evidencia empírica. Sin embargo, no hay tal nivel de fundamento para afirmar que entre más aumenta la carga tributaria menor será el crecimiento, pues nuestro país ha aumentado la tasa impositiva de las empresas sostenidamente desde el año 2001 y no hemos experimentado un detrimento en los niveles macroeconómicos por este motivo. En todo caso, lo anterior tiene una segunda lectura, ésta es, que no ha habido problemas económicos por aumentos de un 15% a un 20% y de un 20% a un 27%, pero sí pueden comenzar los problemas si la carga llega a un 30% o más. En otras palabras, no es lo mismo aumentar la tasa de un 15% a un 20% que de un 27% a un 30%, porque la tasa del 30% duele más que la del 20%.

Ese elemento ha sido considerado por diversos economistas que han manifestado sus dudas e incluso han aventurado sus opiniones que el sistema que se está proponiendo generará una menor recaudación, problema mayúsculo porque evidenciaría la debilidad y las falencias técnicas de la estructura tributaria que se está preparando, lo cual sería profundamente problemático para el país.

Es por todo el escenario anterior, que el ambiente está expectante para conocer la gran reforma que nos prometieron, la cual deberá lucir de mecanismos dinámicos y eficientes para garantizar la mayor recaudación fiscal, sustentada en un crecimiento garantizado que no se verá mermado por el evidente incremento en la carga fiscal que se ha anunciado.


Prof. Germán R.Pinto Perry

Director Magister en Planificación y Gestión Tributaria

Centro de Investigación y Estudios Tributarios

Universidad de Santiago

europapress