Paz mental

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Jorge Fuentes

Como buen marzo los medios de comunicación y los distintos espacios de reflexión debiesen estar puestos en la llegada de un mes temido y estresante, más aún cuando es nuestra mayor muestra de retorno a la “normalidad”. El termino de vacaciones, el regreso a clases, las compras rezagadas para el colegio, los tacos y las patentes ya eran un descalabro para la tranquilidad de cualquiera y, pese a eso, el 2020 le agregamos una pandemia que nos cambió la vida. Pero este año, y cuando todo indicaba que el real inicio del año iba ser más parecido al 2019, nos vemos enfrentados a imágenes angustiantes de la invasión de Rusia a Ucrania, alejando esa paz mental que tanto requeríamos.

Con un panorama tan incierto, la salud mental seguirá posiblemente quebrantada y, en ello, hay responsabilidades – más allá de la poca capacidad de resolución de conflictos de líderes mundiales- respecto al nivel de exposición al cual somos expuestos, pero también al que nos exponemos sin las herramientas necesarias para digerir lo que estamos viendo.

Coincidimos todos que estamos frente a un hecho noticioso del cual debemos estar al tanto, pues más allá del impacto que va a tener para todos los países, se trata vidas humanas sometidas a hechos realmente espeluznantes. Pero es inevitable preguntarse si ¿es necesario una cobertura tan amplia donde no sólo vemos las imágenes del desastre que están provocando los bombardeos, sino también seguimos en vivo cómo periodistas chilenos se exponen a severos riesgos como lo visto hace unos días donde Jorge Said vio su vida en juego?

Sin juicio respecto a las intenciones de tanta exposición, parece preocupante cómo no se da espacio para poner a disposición de los televidentes instrumentos que les permitan abordar las emociones que le genera ver la angustia o cómo tratar el tema con los niños que no logran entender el conflicto, pero sí los conmueve. Sin desconocer la capacidad- y poder- que tiene cada persona por cambiar de canal o por evitar cuentas con contenido que le genere sentimientos que le vayan afectando su bienestar, parece necesario equilibrar contenidos considerando que tras pantalla hay un sinfín de personas que desean mantenerse al tanto de lo que está pasando.

Es cierto que el conflicto que vemos hoy a través de la televisión y las redes sociales ocurre al otro lado del mundo y cualquier recursión será mínima en comparación a quienes están en el territorio del conflicto, pero debemos hacernos cargo de las emociones y sentimientos que genera ser testigos de estos niveles de violencia, más cuando vuelve a poner la incertidumbre al centro de una salud mental ya debilitada.

Cada uno de nosotros debe desarrollar los filtros y limites necesarios para favorecer el autocuidado de nuestra salud

Mental, tenemos la libertad de decidir que información hacemos llegar a nuestros hogares y familias. Somos responsables de encuadrar en nosotros y en nuestros más cercanos la realidad externa, procuremos "generar" mayores y continuos momentos cotidianos de paz mental, está en nuestras manos.


Jorge Fuentes, 

Psicólogo y Director de Pranavida

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