Agenda cultural y el futuro del país

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Elisa Ibau0301nu0303ez

Mucho se ha hablado en los últimos meses del nuevo Chile que queremos construir, de las propuestas de los candidatos presidenciales en torno al crecimiento económico, impuestos, salud, seguridad y varias otras temáticas. Pero poco se ha profundizado en el rol que va a ocupar el desarrollo del arte y la cultura en la agenda gubernamental de los próximos cuatro años.


Hoy, nos encontramos en un escenario donde dos candidatos con diferencias muy notorias entre sí avanzaron a segunda vuelta. Pase lo que pase, lo único claro es que en marzo de 2022 tendremos un cambio de autoridades y una nueva oportunidad de mejorar el país, pero esto no será posible si no incluimos también dentro de las prioridades un programa nacional de apoyo y difusión cultural.


Para eso, lo primero que tenemos que hacer como país es dejar de ver a las artes y la cultura como algo secundario y ser conscientes del movimiento social que se está produciendo. Países más desarrollados ya la incluyen dentro de sus planes de crecimiento y la Unesco identifica a la economía creativa -sector que abarca la industria cultural y el conocimiento-, como una de las áreas más transformadoras en cuanto a creatividad, innovación, generación de ingresos, empleos y exportaciones no tradicionales. Además, cumplen un valor intangible pero importantísimo en el bienestar de las personas y en la mejora de la calidad de vida tanto individual como colectiva.


Si queremos crecer como sociedad, debemos tomarnos en serio el espacio que van a ocupar las artes y la cultura y eso comienza por un gobierno con una propuesta clara que considere medidas como un aumento del presupuesto anual a este ítem, mayor presencia de contenidos en las mallas curriculares estudiantiles, promover el acceso de la cultura a comunas y ciudades que hoy no cuentan con ella y dar mayor valor a la riqueza y diversidad, entre otras. Todo esto debe ir unido a directrices claras y medibles que permitan monitorear los avances en el corto y largo plazo. 


También es necesario sumar a otros actores relevantes a estas metas. Poco a poco, las empresas del sector privado han ido comprendiendo su nuevo rol en la participación y financiamiento de proyectos con impacto social. Las nuevas generaciones están removiendo las estructuras empresariales y llevando a las compañías a convertirse en agentes sociales, miembros de un ecosistema que ya no tiene como único fin la rentabilidad económica, sino también los círculos virtuosos que forman dentro de las comunidades donde realizan sus funciones.


Es importante que entendamos que el éxito de un gobierno tiene mucha más potencia cuando está ligado al desarrollo social y el crecimiento integral de las personas. Si además de las necesidades básicas como salud y empleo, los gobiernos entregan herramientas que promuevan un desarrollo cultural y social, el éxito será mucho más enriquecedor, seguro y trascendental porque está mezclando dos mundos que se complementan entre sí.



Quienes trabajamos en el mundo de las artes y la cultura sabemos de su enorme poder en las personas. Cuando se enriquece la cultura de un país, nos enriquecemos todos, la sociedad se fortalece, se crean más redes y se expanden las ideas y el conocimiento. Espero que el próximo gobierno lo tenga claro y trabaje por fortalecer la identidad del país con la ayuda de las artes y la cultura.


Por Elisa Ibañez, cofundadora y directora ejecutiva de Onda Cultura

europapress