​Qué es lo que se juega en estas elecciones

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Rodrigo Barcia


El hombre posmoderno más que guiarse por la racionalidad en sus determinaciones decide por sentimientos y percepciones. Ello en parte explicaría la caída de Sichel, y el auge de dos candidatos que se presentaban, desde la perspectiva institucional, como marginales. Este fenómeno en parte se explica por es el miedo. Por una parte, los seguidores de Boric perciben que Kast fomentará “el neoliberalismo” y construirá “un nuevo Chile”, por lo que le temen. Es un enemigo, por ello es que se han levantado caricaturas respecto de sus creencias políticas. Independientemente que Kast es claramente un conservador en lo valórico. Otro tanto ocurre con los votantes de Kast, que temen que el país siga deteriorándose, como ha sucedido después del “caracazo” de octubre hasta convertirse en una dictadura de izquierdas. Desde el temor, Kast es asimila a Pinochet y Boric a Maduro, y por eso es que ambos han hecho esfuerzos ingentes para separarse de estos extremos y arriar al centro político. La estrategia es adecuada, pero cada vez lo será menos, desde que el país está polarizándose a pasos agigantados. Y eso quiere decir, que la gente de centro derecha e izquierda estarían dispuestos a perder a lo menos parte, sino toda su libertad, a cambio de paz y seguridad. La alta votación de estos candidatos ya indica que la mayoría de los chilenos se comienzan a mover en esta dicotomía. Y, a pesar de ello, la estrategia es sensata desde que los que se ideologizan no están dispuestos a votar por el que no represente “sus valores”, por lo que hay que ir a buscar a los pocos electores que se mantengan en el centro (sólo se requiere convencer a unos pocos incautos). Y acá vienen las mentiras, desde que cabe preguntarse si el viraje de los candidatos hacia el centro es real, o sólo es una estrategia para logar votos. Si suponemos que es real, también nos deberíamos preguntar si el voto duro que los apoya estará dispuesto a aceptar que su candidato, una vez constituido como presidente, desprecie “los valores” del grupo. A pesar que es muy difícil que los seguidores de Kast le perdonen que siga aplicando políticas de izquierdas, lo más probable es que la presión lo lleven a no aplicar las políticas que querría. Pero ¿sucederá lo mismo sucederá respeto de Boric? Me temo que no. Estos dos candidatos extremos no son iguales. Los peligros que implicarían una radicalización de Boric llevan inevitablemente a perder la libertad, y hacia una dictadura de izquierdas. El que el Partido Comunista domine el Ejecutivo y la Convención Constitucional llevará a que se imponga una concepción “popular de la democracia”, es decir, una dictadura. Pero, aún si Boric virara hacia el centro (algo que sólo gente muy ingenua puede creer), la presión sobre su gobierno por parte del Partido Comunista, es decir, los extremistas de izquierdas, será irresistible. Y ello es evidente desde que ya cuentan con la Convención, por lo tanto, la violencia política no tendrá coto con Boric. Un Boric de centro es sinónimo de violencia política desatada. El peligro de una dictadura de Kast es inexistente, por lo que respecto de él cabe preguntarse si podrá ponerle coto a la violencia.

En resumidas cuentas, la elección de Boric como presidente llevará a que la extrema izquierda –eso es lo que el candidato en realidad representa- pueda imponerle al país su modelo de sociedad, y ello significará perder la democracia. Por estas razones las elecciones presidenciales serán decisivas para el futuro del país.


Rodrigo Barcia.

Dr. en Derecho y magister en economía. 

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