Desprecio al votante

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Javier Fuenzalida¿Ha visto un ministro, parlamentario, juez, dirigentes, profesionales, personas de rentas altas haciendo colas? Raro.


Sin embargo, cada vez que estos altos funcionarios aprueban beneficios en dinero, especies o servicios, los beneficiados, personas de ingresos medios hacia abajo, deben hacer interminables y agotadoras colas para recibirlos. Muchas veces, madrugando, pasando horas de pie y que deben volver otro día, porque los números de atención se agotaron, o bien, por pagarle a otro para que le guarde un lugar. Para algunas, su turno les llega después de 3,5, 8 horas y más de espera, en el caso de la salud, el turno para una intervención o tratamiento puede tomar meses y hasta años. Así funcionan los servicios sociales estales.


Por otra parte, un vistazo a la memoria anual del BancoEstado pareciera una ilusión óptica, por cuanto el banco proporciona los sistemas para evitar las colas al menos minimizar el tiempo de espera.


La población en edad de trabajar, entre 15 y 65 años años, suma 13,8 millones de personas o 7 millones de familias. El Banco informa que hay 12.9 millones tenedores de cuenta Rut operando. O sea, prácticamente cubre casi toda la población activa. Para atender a sus clientes, cuenta con 841 sucursales y 31.000 cajas vecino o auxiliares lo que indicaría que en las cercanías del hogar o lugar de trabajo se encontrará con el banco y sus cajas. Es más, una parte de ellas están en lugares aislados, poblados pequeños donde no llega ningún banco privado o cajero automático. Por otra parte, en la actualidad hay 25.31 millones de celulares activos en el país.


La cuenta Rut permite recibir los depósitos correspondientes a todo tipo de beneficios fiscales monetarios como bonos, subsidios, devoluciones, además de recibir otros de cualquier índole. Sus titulares poseen tarjetas de débito y de crédito y pueden realizar operaciones mediante el código QR. Super moderno, pero inútil para interactuar con un estado prehistórico como el nuestro.


¿Por qué hay colas? ¿Qué es lo que falla?

¿Falta de confianza del público en el BancoEstado?

¿Mala atención del banco?

¿Pocas sucursales y cajas auxiliares?

¿Estado descoordinado e indiferente?

¿Burocracia estatal inercial?

Ninguna de esas. La única explicación es el estado mandante es ineficiente.

Pero hay algunas excepciones.


Por ejemplo, impuestos internos, la tesorería general, el registro civil, municipalidades, conservadores y archiveros, tiene el registro de todos los atributos de una persona que son sujetos de impuestos, paguen o estén exentos, sus bienes, patrimonio, rentas, contratos laborales, etc. Toda la información necesaria para contactarlas directamente, por correo o por medios electrónicos.


En el caso del IFE fue suficiente llenar un simple formulario digital y recibirlo mensualmente mediante depósitos en las cuentas corrientes y cuentas Rut porque el SII así los determinó.


Los retiros de fondos de las AFP funcionaron de igual modo al igual que otros como el pago de patentes municipales, los impuestos, las contribuciones, etc. Ni siquiera hay que asomarse a una ventanilla del SII o de la institución que debe entregar los fondos demandados.


¿Por qué entonces el acceso a servicios y prestaciones sociales y previsionales como pensiones asistenciales, bonos covid, bonos de diferente índole requiere que el beneficiario llene un formulario con información que el estado ya posee y tenga que hacer una cola para cobrar? Simplemente porque las instituciones estatales están peleadas unas con otras. No se hablan, no se comunican. No se les ocurre ir al BancoEstado para preguntar si puede recibir los beneficios de los 12,9 millones de ciudadanos con cuenta Rut.


Vivimos aún con un estado prehistórico que subsiste gracias a la indiferencia de los políticos, gobernantes, parlamentarios y autoridades varias que no saben lo que es levantarse a la 5 de la mañana para hacer una cola.


Hasta el momento, ningún candidato a presidente, parlamento y core se ha referidos a esta humillación a sus votantes. Al parecer el malestar de los ciudadanos parece no restarles votos.



Javier Fuenzalida A,

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