​Antro o Astro

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Javier FuenzalidaUno, Limpiar el planeta y conservar la naturaleza es prioritario y deseable. Todos estamos de acuerdo y ha habido unanimidad en establecer acuerdos, normas y leyes para garantizar y promover su cuidado e incentivar la producción limpia, el reciclaje y la reducción a un mínimo los desechos de los bienes que consumimos.

El otro, más complejo, es el ciclo climático sobre el cual aún no hay certeza absoluta ni evidencias concluyentes respecto de un cambio climático de gran magnitud y que no es un fenómeno natural, sino que ha sido por el hombre. Antropogenismo.

Desde 1988 se viene investigando un presumible cambio climático para lo cual se creó el IPCC (Intergovernment Panel for Climate Change) integrado por algunos cientos de científicos cuyas estudios y reuniones de trabajo están contenidas en seis informes en los que se concluye que se estaría generando un cambio climático antropogénico, es decir, provocado por el ser humano: el transporte, las megaciudades, producción de bienes, residuos, agricultura y ganadería, energía y deforestación. O sea, todo, excepto vivir arriba de una columna como Simón el estilita.

El actual informe publicado en Julio pasado tiene 3.678 páginas y sus resúmenes sobrepasan de 50 páginas cada uno ¿Quién los ha leído con prolijidad y profundidad? Por cierto, no lo han hecho los medios de comunicaciones que simplísimamente lo han elevado a la categoría de dogma de fe postulando que el calentamiento global es de origen antropogénico. Se escribe, se discursea, se marcha en protesta y se eleva al estrellato al estilo Hollywood a la joven Greta Thumberg. Se exige el cumplimiento de las metas propuestas, principalmente la eliminación de la generación de CO2 hasta el 2050 porque sería el principal agente que produciría un aumento en la temperatura del mundo entre 1,5° o 2° hacia finales del presente siglo como lo indican uno de los tantos escenarios alternativos contenidos en el informe.

Sin embargo, estos estudios están lejos constituir un dogma. Así lo señalan los seis publicados desde el 1990 basado en modelos matemáticos probabilísticos alimentado con información recogida de diversas fuentes. La validez de los modelos depende fundamentalmente de las fuentes de información. En los primeros informes se advertía su debilidad debido a que los datos básicos no provenían de fuentes fidedignas o no cumplían con los requisitos exigidos de eficiencia exigidos por la inferencia estadísticas. A medida que han pasado los años, la información ha ido mejorando, pero aún es débil. Esta advertencia que formaba parte del texto principal en los primeros informes se ha ido relegando a los anexos metodológicos y estadísticos. Su carácter probabilístico se refleja en la redacción del texto escrito en forma potenciales (podría, estaría, sería, es probable, etc.).

El fanatismo de los ambientalistas profundos llegó hasta el extremo de inventar datos estadísticos favorables a sus modelos predictivos como fue el caso en 2018 de las investigaciones practicadas en la universidad East Anglia de Inglaterra en que se fabricaron datos con objeto de que los modelos arrojaran resultados que confirmaban el origen antropogénico del calentamiento global.

Otros como Govindasamy Bala del Livermore National Laboratory de California sostenía que, si se desforestara todo el mundo, la temperatura media bajaría. De igual modo, las estimaciones sobre los glaciares del Himalaya pronosticarían una reducción de un 20 % en el año 2350 y no 2035 como se había pronosticado. En Chile expertos de la Universidad de Magallanes en 2018 descubrieron que, si bien importantes glaciares están retrocediendo, otros pocos están en situación estable e incluso algunos en expansión.

El profesor Bjon Lonborg de la Universidad Aarthus de Dinamarca, un adicto ecologista, pero riguroso crítico respecto de las investigaciones, puso en duda los informes del IPCC en su libro The Skeptical Environmentalist. Sufrió los más severos ataques de los ambientalistas con gran difusión entre los medios de comunicaciones. Consiguieron que lo expulsarán de la academia y lo trataron como un paria de la ciencia. Sin embargo, las revisiones a que se dio lugar le dieron la razón. Fue restituido en su cargo docente, pero en nada alteró su crítica al IPCC.

Las conferencias internacionales han recomendado el cumplimiento de las metas convenidas en la reunión de Paris del 2015 consistentes en que, a fines del siglo, la temperatura promedio del planeta no haya aumentado en 1.5° o 2° evitando así que la tierra se torne en un planeta casi inhabitable. Ahora además se cuenta con la adhesión de USA y China que, hasta el momento, eran reticentes en aceptarlas.

Las observaciones desde 1860 en adelante revelan el carácter cíclico de la temperatura de la tierra ligeramente ascendente que se mantiene hasta el presente, No sabemos en qué segmento del ciclo estamos. Simultáneamente hay una moderada tendencia al aumento del nivel del mar y otra de disminución de la nieve caída anualmente, fenómenos que aún no llegan a ser alarmantes.

Si no es el hombre el que está generando esta situación y cuánto tiempo durará ¿Qué es lo que causa el cambio climático?

Existe una teoría alternativa denominada Ciclos de Milankovitch que describe los cambios en el eje de la tierra, la oblicuidad, con ciclos de 40.000 años y que determina inviernos más fríos y veranos más cálidos. Al mismo tiempo la órbita elíptica terrestre en torno sol también experimenta cambios en su excentricidad de 100.000 a 400.000 años determinando ciclos de glaciación y calentamiento, a lo que se suma la periodicidad de las variaciones de la radiación solar.

¿Dónde estamos? No lo sabemos, excepto que existe un fenómeno astrofísico que afecta el posicionamiento del planeta tierra con una periodicidad de miles de años, anteriores a la aparición de la especie humana. Incluso ha habido ciclos más cortos y más suave como fue el experimentado en la década de los años 50 en que hubo un ligero enfriamiento que no causó la alarma y como ahora, una leve tendencia de centésimas de grado de aumento de la temperatura, pero insuficiente como para extrapolar la situación para fines del siglo.

Si las variaciones de la elipse de la tierra es un fenómeno astrofísico entonces difícilmente se puede conseguir que la eliminación del CO2 y otras medidas puedan corregir este fenómeno.

Con todo, sea antropogénico o astrofísico, limpiar nuestra tierra es una tarea que el mundo debe realizar en pro del bienestar.


Javier Fuenzalida A.

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