​Sancionemos el negacionismo a la violación de los DDHH, pero en Chile y en el extranjero

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Mario Astorga

El respeto a los derechos humanos ya se ha convertido en un mínimo común en las culturas occidentales. Dado el avance de la humanidad es impensable que existan violaciones a la libertad de expresión, al derecho a la vida, al derecho a organizarse en las distintas etapas de la vida, el derecho a emprender, el derecho a un juicio justo, etc. La mayor parte de los países occidentales, entre ellos Chile, han suscrito la Declaración Universal de los Derechos Humanos, DUDH, y como nación estamos obligados a cumplir sus preceptos.

Posiblemente basado en algunos de esos principios, no logro deducir exactamente cuál, algunos miembros de la Asamblea Constituyente están tratando de establecer el negacionismo, por acción u omisión, como una violación a los DDHH. Aunque varios artículos de la DUDH pueden ser traídos a colación recuerdo el primero “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”, y el Segundo “ Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política (el subrayado es mío) o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”.

Una línea, tan delgada como fangosa, permitiría establecer que el negacionismo, de un delito cuya comisión ha sido demostrada y sancionada por los tribunales competentes, es una violación a los DDHH. Parece un salto conceptual arriesgado, ya que 28 de los 30 artículos de la DUDH se refieren a derechos y solo el N°29 se refiere al “deber” de vivir en comunidad.

Por otra parte, es cierto que resulta insostenible seguir negando, por ejemplo, los delitos de lesa humanidad cometidos por el Gobierno militar en Chile tales como torturas, ajusticiamientos y asesinatos sin el debido proceso, que están latamente documentados. El negacionista, según esos constituyentes se convierte en una persona que debe ser puesta al margen de la DUDH. Es extraño que miembros, precisamente de la Comisión de Derechos Humanos de la Convención Constituyente actúen en contra de la DUDH. Que alguien hoy, todavía esté dispuesto a negar los excesos ocurridos en Chile durante la dictadura inválida su opinión, y puede ser demostrado su error fácil y fehacientemente, pero ¿inválida eso su derecho a expresarse libremente?

A nivel internacional hay muchos ejemplos de que esto no funciona así. Por ejemplo, me sorprendió muy gratamente cuando supe que en Israel, país compuesto en su gran mayoría por ciudadanos de la religión judía, haya un partido qué cree que Cristo vino al mundo, el cual tiene pleno derecho a expresión.

Le pido a los lectores que estén dispuestos a dar el arriesgado salto conceptual de considerar el negacionismo como una violación a los DDHH. El paso necesariamente siguiente es darse cuenta que dado que la DUDH establece principios universales, válidos para todos los países, el negacionismo no se podría referir solo a la negación de cosas que han ocurrido en Chile, sino a casos ocurridos en el extranjero, que estén suficientemente probados y que algunos de nuestros connacionales siguen negando por acción u omisión. Por ende se les debiera aplicar la sanción por negacionistas a todos quienes sigan ignorando, a pesar de la abundante información existente, dolorosos acontecimientos como el holocausto nazi, las razias de Stalin, los 10.000 muertos de la Plaza de Tiananmen, los ajusticiamientos que condujo el Che Guevara en Cuba, las violaciones a los derechos humanos en Venezuela, Corea y Cuba y los ajusticiamientos recientemente infringidos por los Talibanes a sus oponentes en Afganistán.

Si esos miembros de la Convención Constituyentes creen de verdad que el negacionismo es un atentado a los DDHH, y siendo estos principios universales, debieran aplicarle los mismos castigos tanto a los negacionistas de hechos ocurridos en Chile como los negacionismos a hechos probados y documentados que han ocurrido en el extranjero. No hay negacionismo sin un negacionista, y un negacionista lo es en Chile o en el extranjero. Se trata de principios universales. Ahora si esos miembros de la Convención Constituyente proponen aplicarle dicha sanción solo a los negacionistas de hechos ocurridos en Chile y miran para el lado cuando se trata de violaciones a los DDHH ocurridos en otros países, están demostrando que su preocupación por los DDHH es solo parte de una estrategia de poder político, es una trinchera política más, pero que no adscriben estrictamente a los principios universales de la DUDH.

La Convención Constituyente tendrá que proponerle al país un camino para salir de esa brutal contradicción. Sería un avance interesante que la nueva constitución le quite los derechos de representación política a TODOS los negacionistas. 


Mario Astorga De Valenzuela

europapress