​Adaptabilidad y nuevos modelos de trabajo

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Marisol Alarcou0301n

Hace un año y medio ir al trabajo era textualmente eso, desplazarnos desde nuestras casas a otro espacio físico donde realizábamos labores en un horario fijo de lunes a viernes. Sabemos que la pandemia cambió muchas cosas a la fuerza, pero la prueba de fuego para medir la real transformación del mundo laboral comienza ahora, cuando salimos del “modo de emergencia” y transitamos hacia una nueva realidad que debemos diseñar. Es momento de ver si seguimos actuando de la manera tradicional o incorporamos los aprendizajes del último tiempo.

Un reciente estudio de la consultora Accenture reveló que la nueva forma de trabajar llegó para quedarse y que las empresas están ajustando su presupuesto inmobiliario para reorientarlo hacia otras áreas como tecnología o nuevos talentos. Es más, sólo el 1% de los CEOs en todo el mundo afirma que no está reduciendo sus inversiones en espacio de oficinas. Si les hubieran hecho esta misma pregunta en el 2019, la respuesta hubiera sido seguramente muy distinta. De hecho, este resultado refleja un aspecto fundamental del concepto de adaptabilidad: la disposición a ser flexibles ante el cambio. Estos últimos meses no han hecho más que confirmar que se trata de la habilidad más crítica en la fuerza laboral de hoy.

¿Qué viene ahora? Esa es la gran pregunta. En el caso de Chile, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el teletrabajo llegó a representar al 28,9% de los trabajadores a mediados de 2020. El retorno a las oficinas se vislumbra a nivel local con un modelo híbrido que contempla la modalidad presencial en casos imprescindibles y trabajo a distancia siempre que se pueda, todo con el apoyo de variadas herramientas tecnológicas. La productividad está -o debería estar- fuera de discusión a estas alturas.

No obstante, es entendible que algunos se resistan y quieran volver a la antigua realidad. Si tenemos a un grupo de personas que lleva más de 10, 15 o 20 años trabajando bajo un mismo formato, pedirles que adquieran habilidades nuevas, distintas y “modernas” para cumplir con el teletrabajo hace que surjan el temor y la resistencia. Más aún si esto viene acompañado de la presión del posible desempleo. Con este escenario es lógico que la transformación no ocurra aún con la magnitud deseada y por eso es importantísimo identificar y potenciar nuestra reacción ante los factores externos.

Asumiendo que el cambio es más inevitable que nunca, hago eco de las palabras de Robert J. Sternberg, psicólogo y psicometrista de la Universidad de Cornell, quien plantea que “necesitamos redefinir lo que entendemos por inteligencia, para permitirnos entender la adaptabilidad al mundo moderno, independiente del nivel educacional de las personas y sus resultados en pruebas estandarizadas. Hoy lo que más importa no es el coeficiente intelectual, sino la inteligencia adaptativa, la habilidad de fluir ante una variación de las circunstancias”.

Todos tenemos la capacidad de adaptarnos, y si no sentimos que es algo que nos fluye naturalmente, debemos identificar las barreras que nos frenan, aprender a desarrollar las actitudes y habilidades que necesitamos, ayudar a otros y otras a encauzarlas. Para que el modelo híbrido se instale en gran parte de las organizaciones del país y sea realmente efectivo, no basta con comunicar las noticias en cadenas de e-mails o en el intranet de la oficina. Es fundamental acompañar a las personas en el proceso: antes, durante y después de que se implementen todos los cambios.

Por ejemplo, es clave co-diseñar con los equipos la manera en que se comunicarán bajo este nuevo sistema, los nuevos rituales que se implementarán para asegurar el seguimiento de los proyectos, junto con las medidas para detectar dificultades y corregirlas lo antes posible. No todo fluirá perfecto inmediatamente, pero si se trabaja bajo una mentalidad de mejoras, cada parte del proceso irá creciendo. Así aseguraremos que este proceso sea algo continuo para la gente y las organizaciones, no algo que enfrentamos por una sola vez y listo.

Gerentes y colaboradores deben confiar en la capacidad innata de las personas de adaptarse y si se siente que esta falta, acompañar a los equipos a fortalecer la confianza en su capacidad de aprender y transformarse. La mejor manera de hacerlo es vía procesos de cambio reales y acompañados. Todos y todas podemos y debemos hacerlo.



Marisol Alarcón

Fundadora de Laboratoria Chile y co-fundadora de Kaudal 

europapress