Sobrevolando La Tormenta

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Juan David QuijanoHace poco leí que el águila puede percibir anticipadamente cuando se aproxima una tormenta, pero en lugar de esconderse como lo hacen la mayoría de las aves, vuela a un lugar alto a esperarla y cuando llega, dispone sus alas de modo que el viento la lleve por encima de la tempestad.

Mientras bajo la tormenta hay oscuridad, viento y frío, el águila no sólo no huye de estas circunstancias, sino que sobrevuela muy alto por encima de ella y alcanza su máxima velocidad.

Quizás algunas personas se encuentren disfrutando de un momento apacible en sus vidas y todo parece ir bien, pero es probable que más temprano que tarde, la gran mayoría de nosotros enfrentaremos alguna tormenta en nuestras vidas, quizás por la pérdida de un ser amado, o por problemas económicos, o ante la incertidumbre por los cambios políticos que afectan a nuestro país o por los efectos de la pandemia en el mundo entero, y la pregunta es: qué haremos cuando esas dificultades golpeen nuestras vidas; acaso intentaremos escondernos o huir de ellas, o como el águila extenderemos nuestras alas y volaremos por sobre la tormenta.

En el capítulo 14 del libro de Mateo después de que Jesús alimentó a más de cinco mil personas, hizo que sus discípulos se adelantaran y cruzaran el mar hacia la otra rivera y lo esperaran allí, pero cuando estaban en medio del mar se levantó una tormenta y las olas golpeaban la embarcación, en esos momentos tuvieron miedo y vieron a Jesús caminar sobre el mar, pero pensaron que era un fantasma, hasta que Jesús les dijo que no tuvieran temor.

Entonces Pedro le dijo: Señor, si eres tú manda que yo vaya a ti sobre las aguas y Jesús le dijo: ven y bajando Pedro de la barca, anduvo sobre el agua, pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse y Jesús, extendió su mano y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? y cuando subieron a la embarcación, el viento se calmó.

Probablemente la mayoría de nosotros, alguna vez hemos dudado de Dios al mirar las circunstancias a nuestro alrededor, al quitar nuestra mirada de Jesús y fijar nuestra vista en el viento o en las olas que nos han tocado enfrentar y tristemente comenzamos a hundirnos en nuestros temores y dificultades.

Quizás por esto, por nuestra débil condición humana, Dios nos dice en el libro de Isaías que los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.

Para terminar, quisiera instarles a todos los que creemos en Dios, a depositar toda nuestra confianza en Jesús y fijar nuestra mirada en Él, a no mirar las circunstancias, a pedirle al Señor que ordene nuestro país, que restablezca la unidad, que guíe a nuestras autoridades actuales y futuras para encontrar el camino correcto hacía un país mejor, que sea Él quien dirija nuestra nación y que como chilenos pongamos a Cristo en el centro de nuestras vidas, reconociendo que Él es el único camino para alcanzar la verdadera salvación.


Juan David Quijano


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