Fabiola Saez, Gerente de MITI

Ampliemos la mirada

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Cartas al director

Sr. Director,


No hay duda de que las grandes decisiones que se toman en las empresas impactan nuestro diario vivir. Cuando Walmart decide abrir un supermercado en ciertos barrios donde solo hay pequeñas tiendas, ningún habitante queda indiferente. Del mismo modo, cuando un banco desestima la importancia de la ciberseguridad, somos muchos los que nos vemos afectados...

¿Dónde se toman estas grandes decisiones? En los directorios.

¿Sabían ustedes que los directores de las grandes empresas de Chile provienen exclusivamente de 7 colegios, 2 universidades y 3 carreras (abogados, ingenieros civiles e ingenieros comerciales)? ¿Y que el 95% son hombres?

Estarán de acuerdo en que es imposible que tal reducido grupo ofrezca una mirada empresarial en 360º respecto a los desafíos provocados por un mundo altamente dinámico, globalizado y con una constante evolución del comportamiento de los consumidores… y la tecnología. Así, muchas empresas llegan al final de un camino con solo dos opciones: transformarse digitalmente o ser superadas por otras empresas con más visión de futuro. Y es aquí donde me voy a centrar.

¿Qué es lo primero que les viene a la mente cuando hablamos de transformación digital? Seguramente más de alguno lo relacionó con alguna aplicación, pero ¿saben cómo se trabaja en las empresas que las desarrollan y crean estas geniales ideas? Y que, además, ¡son capaces de lanzarlas al mercado en tan solo 3 meses!

Les contaré lo que he visto en los 3 años que llevo trabajando en MITI –asociación gremial de empresas de tecnología– y cómo ha cambiado mi forma de entender el trabajo en equipo. Existen 3 grandes puntos:

El primero. Hay una frase que me costó internalizar y todavía supone un esfuerzo para mi:

Pedir perdón antes que pedir permiso.

En esta industria se fomenta el aprendizaje temprano, y para ello se asume que el error es parte del proceso: “falla rápido, falla barato” es la consigna. No se castiga la equivocación en pro de la experimentación y el aprendizaje.

Esto tiene directa relación en cómo se conciben los nuevos grandes proyectos. Parten como algo pequeño, lejos de la perfección, pero que se lanzan rápidamente al mercado para ir teniendo retroalimentación directa de sus usuarios y poder mejorar el proceso ya en marcha.

Un buen ejemplo: Si quieres solucionar el tema del desplazamiento, en vez de partir diseñando un súper auto a prueba de balas, conviene partir haciendo una simple patineta que puede terminarse en dos días y, luego, ir sofisticándola y haciéndola crecer de acuerdo a la experiencia de los usuarios. En este punto, hay todo un mundo de metodologías de trabajo que tienen su base en la denominada “filosofía ágil”. Este es un modo de entender el trabajo que nació en la industria del software y que es fundamental para INNOVAR.

El segundo punto. La comunicación y valoración del tiempo (de todos).

Ya sé que parece obvio, pero del dicho al hecho… Ya saben, hay mucho trecho. ¿Cuántas reuniones, que han podido ser un mail o durado la mitad, has tenido este año? Si hay algo en lo que he visto que los directivos y dueños de estas empresas invierten tiempo, es en entender sus prioridades y mantener el foco. Siempre buscan la generación de valor y la automatización de las tareas repetitivas, donde el aporte humano es cero.

Además, en esta industria se hace uso de una variedad de plataformas que, entendiendo su trasfondo y usándolas correctamente, ahorran mucho tiempo de coordinación y comunicación entre equipos; Slack, Trello y Notion son algunos ejemplos.

Como tercer y último punto. La colaboración abierta. Y esto es fundamental. El conocimiento compartido es expandido.

Hay que ser generosos y no por una cuestión moral, sino que para que crecer entre todos. En esta industria existe el concepto de “código abierto” donde, básicamente, un programador deja a disposición su trabajo para que otro lo pueda evolucionar y mejorar. También son muy aficionados a los encuentros, donde se comparten experiencias y aprendizajes. Aquí conocí los famosos meetups, y muchos blogs interesantes en Medium.

Todo esto da pie al surgimiento de comunidades de apoyo como, por ejemplo, Más Mujeres UX, Woman Who Code, o MITI mismamente.

Concluyendo: Hay que entender cabalmente, y no a modo de frase cliché, que la transformación digital de una empresa, una organización o un negocio, es antes que nada una transformación cultural; la colaboración abierta, la valoración del tiempo, el entendimiento de las prioridades y la equivocación en pos del aprendizaje, son parte de la forma de trabajar.

Hoy en día, quienes pueden aportar con esta visión en un directorio y ampliar la mirada son justamente los líderes de empresas de tecnología. Y adivinen qué… No son abogados, ni ingenieros comerciales, ni ingenieros civiles, ¡son informáticos! Porque –y ojalá se queden con esto– la tecnología es mucho más que una habilidad técnica, ¡es una manera de pensar! Hay que incorporarla en las grandes decisiones que toman las organizaciones y que impactan a nuestro diario vivir. Por eso, los invito a que ampliemos la mirada.


Fabiola Saez, 

Gerente de MITI 

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