¿Se puede eliminar la corrupción de los municipios?

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Mi postura siempre ha sido que no debemos hacer pagar a justos por pecadores; por ello es importante no tomar partido en los casos de corrupción hasta que se terminen las investigaciones y se conozcan todos los antecedentes. Ensuciar la honra de inocentes es muy fácil, limpiarla, cuando se demuestra su inocencia es casi imposible. Suele ser más útil la mala memoria de los ciudadanos que los tibios esfuerzos de quienes hicieron falsas denuncias por reconocer su error. Me molestan especialmente las denuncias de corrupción del rival en periodo eleccionario. Siempre me quedo con la duda si lo que está detrás es denunciar la corrupción o, cual Maquiavelo, utilizar cualquier medio para ganar la elección. Esto último para mi es antidemocrático.

Siendo ciudadano de Algarrobo, desde hace ya más de una década, siempre escuche sospechas de los ciudadanos sobre edificaciones que no debieron haber sido autorizadas, concesiones que no se debieron asignar, funcionarios no calificados para los cargos para los que fueron contratados, permisos de quioscos que proliferan en periodos pre-elecionarios, amigos de los alcaldes ocupando puestos para los cuales no están calificados, etc. Denuncias que no son exclusivas de Algarrobo, sino de casi todo municipio.

Normalmente se asocia la corrupción a los grandes proyectos y decisiones, lo cual es un error. La cultura de la corrupción, a nivel municipal, abarca muchas áreas. Mencionaré algunas.

A) Los contratos de la basura. Los medios de comunicación han dicho en reiteradas oportunidades que “lo más sucio en un municipio son los contratos con las empresas recolectoras de basura”. Como los montos en juego son muy elevados los oferentes usan todos los medios, lícitos y no, para “convencer” al alcalde y concejales.

B) Los contratos de obras públicas, mejoramiento de calles, puentes, etc. Idem caso anterior. Se suele aceptar a oferentes sin tomar los resguardos y garantías. Las empresas seleccionadas reciben el financiamiento municipal o estatal, luego quiebran y el municipio se queda cruzado de brazos. Sin obras y sin financiamiento para reiniciarlas.

C) Las concesiones. Se acepta a concesionarios no calificados, que ofrecen características y condiciones económicas que son imposibles a toda vista. La empresa no cumple, pero el contrato no defiende los intereses de la Municipalidad y el concesionario puede seguir operando, sin retribuir lo prometido.

D) Permisos de obras a inmobiliarias, sin exigirle medidas de mitigación. El municipio y sus habitantes suelen tener al final del proyecto peores condiciones de vida. El margen de utilidad de las inmobiliarias bien permite regalar uno o más departamentos para conseguir permisos sin medidas de mitigación, o para no cumplir las medidas de mitigación impuestas y acordadas, sin sanciones municipales.

E) La contratación de personal en los distintos cargos de la municipalidad sin que los postulantes pasen por un periodo transparente de selección, donde prueben sus competencias para el cargo.

F) Hay además muchas formas de clientelismo que caen derechamente en la micro-corrupción: ¿A qué vecinos se les pone recolectores de basura?, ¿A quiénes se les otorga permisos para foodtruck?, ¿A quiénes se les da becas para medicinas, viajes y mantención escolar? ¿A quiénes se le pavimentan sus calles?, ¿A quiénes se les reparte los alimentos enviados por el Estado? etc. Son todas decisiones a dedo, que carentes de un protocolo serio, se prestan para el más grosero clientelismo. Esas “decisiones nobles” no dejan plata en el bolsillo pero, sin un proceso decisional auditable, son un tremendo estímulo a la “cultura“ de la corrupción, que algunos tratan de disfrazarla de amiguismo.

La lista puede ser interminable, sin embargo, sin ser experto en la materia, creo que todos estos tipos de corrupción se pueden corregir con TRANSPARENCIA. Muchos actos de corrupción ocurren porque las autoridades, conscientemente o no, dejan para última hora ciertas decisiones que se pudieron haber previsto con mucha antelación. A última hora, a días que el servicio o la función deba comenzar a prestarse es muy difícil criticar al Alcalde o al Concejo Municipal por decidir entre gallos y media noche, y es en ese momento, sin procedimientos adecuados, donde el diablo de la corrupción mete la cola.

Un municipio, que quiera ser TRANSPARENTE, en primer lugar, tiene que planificar los periodos de sus principales decisiones de contratos de basura, obras públicas, concesiones, y los procesos de contrataciones entre otros. Una vez definidos los plazos el municipio debe analizar si dispone de todas las competencias para definir las bases de las licitaciones/contrataciones, hacer los llamados, y evaluar a los postulantes. Si no es el caso, debe optar por apoyarse en externos. Los recursos municipales son escasos, pero perder la confianza de la comunidad es muchísimo más caro. No es bueno vivir en una comunidad donde todos los que apoyan a sus autoridades desconfían de todos los que democráticamente aspiran a reemplazarlas y viceversa. 


Mario Astorga De Valenzuela

europapress