¿País de inmigrantes?

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A1La ciudadanía se encuentra muy inquieta frente a lo que parece una inmigración fuera de control. Diarios reportes desde el norte de Chile dan a conocer la existencia de verdaderas multitudes de inmigrantes que no necesariamente parecen cumplir con los requisitos debidos para ingresar al país, es decir cumpliendo adecuadamente con las leyes y reglamentaciones. En la actual condición sanitaria del país, se agrega este otro hecho no menor de tener que proveer a muchos de esos inmigrantes y sus grupos familiares, con adecuadas condiciones para cumplir cuarentenas. El reclamo en ciudades como Iquique y Antofagasta, además de muchas otras ciudades y poblados pequeños del interior, es que la inmigración ha copado todas las instalaciones posibles, y lleva a una situación verdaderamente insostenible. En Iquique, por ejemplo, el Alcalde se ha quejado de la falta de control, y la presencia de serias consecuencias en materia de salubridad, con playas y plazas copadas por inmigrantes en supuesto tránsito hacia el sur. El Alcalde de Colchane, por su parte, ha requerido la intervención de la autoridad Boliviana para controlar las oleadas de inmigrantes venezolanos que pasan por su territorio. El problema es que no se ha aclarado, por parte de la autoridad nacional, si toda esa inmigración ha sido debidamente autorizada, si ha cumplido con la normativa y si acaso se tiene en vista una estrategia que permita afrontar las consecuencias sociales, económicas y demográficas que este proceso envuelve. El país necesita una explicación.

Históricamente, la inmigración ha sido un capital importante para el desarrollo nacional. La inmigración permitió poblar zonas estratégicamente importantes para el país, y junto con los inmigrantes se trajo talento y capacidades que fueron decisivas en la etapa en que se encontraba el desarrollo nacional. Se fortaleció la educación, se dio paso a una consolidación de las universidades junto con el aporte de los inmigrantes en el campo de las ciencias, la cultura y las artes. Fue una inmigración impulsada por el Estado chileno, y alentada por éste en el contexto de un plan estratégico nacional. Por eso, cuando se alude a que Chile ha sido un país de inmigrantes, se trata de reconocerlo como una experiencia histórica impulsada por políticas públicas con objetivos nacionales identificables. El problema nunca ha sido la inmigración en sí, sino la existencia o inexistencia de un plan nacional que brinde marco a este proceso como una política pública.

Hace poco se comenzó a experimentar con una masiva inmigración haitiana, la cual tampoco tuvo una explicación formal acerca del marco de política en que la misma ocurría. La llegada de vuelos nocturnos con gran número de personas, nunca fue aclarado si acaso cumplían con los requisitos formales para constituir inmigración autorizada o legal. El problema, al cabo del tiempo, es el gran número de población haitiana que subsiste difícilmente en nuestro país, dedicados a labores comerciales muy básicas y, por cierto, viviendo en condiciones muchos de ellos francamente deplorables. Esto a pesar de las repatriaciones habidas durante el año 2020 como resultado de la severa situación de crisis económica en nuestro país Nunca se ha explicado al país sobre la naturaleza y propósitos de este proceso, ni cerca de los protocolos que se firmaron con las autoridades respectivas.

El ciudadano chileno siempre observó con espíritu acogedor la existencia de inmigrantes. Fueron los chinos y europeos en el norte, los árabes en el centro, y los alemanes y yugoeslavos en el Sur, entre muchos otros grupos y etnias. Se les veía como aliados en el proceso de construcción nacional, y como personas que traían un espíritu emprendedor que le hacía bien a la Nación. Hoy este proceso de inmigración se observa con temor. Por una parte, porque no se percibe un plan que integre al migrante a un proyecto nacional. Segundo, porque se les ve como los que contribuyen a mayor empobrecimiento y falta de oportunidades de empleo para el nacional. Tercero, porque disputan beneficios, muchas veces con gran ventaja en favor del migrante, frente a recursos públicos que son limitados. Frente a las especulaciones y la creciente inquietud, es muy necesario que la autoridad haga claridad sobre el propósito y plan nacional que abriga esta estrategia adoptada, y si es que efectivamente se han impuesto efectivamente las reglas que conformen una inmigración conforme a las leyes chilenas.


Prof. Luis A Riveros

europapress