Lukas Cerda, chileno.

​Dinámica retrógrada

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Cartas al director OK


Sr. Director:


Vergonzosas encuentro las conclusiones que se han sacado a nivel nacional, incentivadas y profundizadas por la misma prensa que dice ser “objetiva”, sobre el desarraigo con la realidad por parte de la “elite” por el triunfo del rechazo en las comunas del sector oriente de Santiago.

Dichas conclusiones no han sido una sorpresa para mí, ni para muchos, ya que surgen de una mentalidad retrógrada que se ha reinstaurado en nuestro país en la última década gracias al trabajo de una gran parte de los políticos, académicos politizados, y trabajadores sociales del sistema público, siendo esta la denominada “lucha de clases”. Dicha ideología ya nos llevó una vez al fracaso social, político y económico, dividiéndonos hasta el día de hoy. Chile no ha sido la única víctima de aquella apología al odio, sino que se han repetido ejemplos similares, o peores, a lo largo del mundo, como China (en donde murieron más de 50 millones de personas), Venezuela (en donde ha producido una de las crisis de refugiados más grandes del tiempo presente), Cambodia (en donde asesinaron brutalmente a 1/4 de la población total), y podría seguir.

Yo soy parte de esos “cuicos qlos” con el que tanto desprecio se han referido en los últimos años. Voté en a favor de que se mantuviera la Constitución Política de 1980, no por ser un fanático de la extrema derecha, tampoco por carecer de empatía con el mal llamado “pueblo” (ya que todos pertenecemos a dicha unidad social), sino porque estoy convencido, después de largas horas de estudio, de que era el camino más seguro y propicio para que el país alcanzara un desarrollo inimaginado, en donde la creación de riqueza fuera inconmensurable, en relación a los antecedentes propios del barrio llamado “Latinoamérica”. Yo vote pensando en mi patria, no en mi familia.

No estamos escribiendo las últimas páginas de nuestra historia constitucional, sino que solamente estamos agregando algunas páginas más. El contenido de estas páginas va a tener eco a futuro, para bien o para mal, por lo que debemos procurar redactarlas mediante la racionalidad y el tecnicismo propio de dicha tarea, y no mediante el odio y consignas populares que solamente nos llevarán al fracaso. Los únicos que perdemos somos los chilenos, no la “elite”, no los “pobres”, sino aquella unidad idiosincrática de la cuál, al igual que muchos, estoy orgulloso de pertenecer.

Si bien, el domingo no se eligió la vía reformista que me hubiese gustado, en dos años más ganaré, al igual que todos los chilenos, si es que el proceso constituyente se lleva acabo mediante la razón y no la politización, pues la razón se compone de verdades que hay que decir y mentiras que hay que callar. ¡Viva Chile y viva los chilenos! Demostrémosle al mundo nuestra madurez política y social, rechazando toda ideología extremista, en donde se encuentra aquella que tiene por objeto la inmersión de nuestro país “en una lucha de clases irreconciliable”, ya que, gracias a la experiencia de la historia nacional y mundial, podemos predecir fácilmente a donde iremos a para si es que elegimos esta última opción.


Lukas Cerda, chileno. 

europapress