"Burnout" de los trabajadores de la Salud

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Katherine Zapata G


El síndrome clínico de “burnout” o “quemarse por el trabajo”, descrito por Freudenberger en su libro “Burnout: The High Cost of High Achievement” en 1974, se ha vuelto a poner en boga a raíz de la crisis sanitaria y las consecuencias negativas que ha traído en los trabajadores del sector de la salud, tanto público como privado.

Esta patología consiste en una manifestación de estrés laboral crónico, caracterizándose por un estado de agotamiento emocional, una actitud cínica o distante frente al trabajo (despersonalización) una sensación de ineficacia y de no hacer adecuadamente las tareas. A ello se suma la pérdida de habilidades para la comunicación.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha procedido al reconocimiento oficial del burnout o de desgaste profesional como enfermedad tras la ratificación de la revisión número 11 de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Conexos (CIE-11), aprobada el pasado año y cuya entrada en vigor se ha fijado para el próximo 1 de enero de 2022. Es de precisar que este trastorno, asociado al estrés crónico en el trabajo, ya estaba en la anterior edición del catálogo (de 1990), pero en un epígrafe más inconcreto (problemas relacionados con dificultad en el control de la vida). Los expertos apuntan a que este cambio dará visibilidad a la dolencia y, al estar vinculado a un problema en el trabajo, también facilitará la gestión de bajas e incapacidades.

En Chile no existe reconocimiento legal ni jurisprudencial de este síndrome clínico, a diferencia de otros países como España, que ya lo reconocen desde el año 1999, a través de la sentencia dictada por la sala de lo social del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Autónoma del País Vasco, ratificada por sentencia del Tribunal Supremo de fecha 26 de octubre de 2000, y que reconoce al burnout como una enfermedad profesional.

De otra parte, la OIT en el año 2001 reconoce que el estrés y el agotamiento son problemas de salud mental, y que el burnout es un efecto crónico del estrés laboral.

Los expertos estiman que el burnout afecta al 10% de los trabajadores y, en sus formas más graves, a entre el 2% y el 5%. Estas cifras deben ser ampliadas tratándose de los trabajadores del área de salud.

En Chile, el Colegio Médico ha puesto el punto sobre la mesa, ya que no solo se trata del riesgo sanitario de contagio del COVID-19 entre el personal de salud, que por ejemplo en Italia alcanzó al 20%, en Chile se manejan cifras cercanas al 10%, sino también reconocer la importancia de proteger la salud mental del personal de salud.

La carga laboral que hoy presentan los funcionarios es altísima, muy alejada de las 45 horas semanales de trabajo, cumplen funciones en los servicios de urgencia y la sobrecarga por los cuadros de Covid-19, genera un escenario de sentir cansancio, tener sueño, afecta el desempeño de los equipos, por bajas en el rendimiento, capacidad de reflexión, nula tolerancia a la frustración, mayor incidencia en errores médicos debido a la fatiga, pudiendo lesionar a sus pacientes o a sí mismos.

Habrá que estar atentos si se presentan demandas por enfermedad profesional con motivo de esta patología, analizar como la recogen los Juzgados del Trabajo y si encuentra ratificación de los Tribunales Superiores de Justicia.


Katherine Zapata Garrido

Abogado 

europapress