Una tenue luz

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Luis Riveros (columnista)


Las últimas estimaciones del Fondo Monetario Internacional reflejan con singular crudeza la magnitud de la crisis productiva y financiera que está viviendo el mundo. Bajo el terrible impacto de la pandemia que nos afecta, todos los países experimentarán un descenso brutal en su producto, y el comercio mundial sufrirá una fuerte contracción de casi 12%, lo cual también impactará negativamente a los países. El Fondo estima que los EE.UU sufrirá una contracción de 8.0 % de su PIB: Similarmente Alemania sufrirá una reducción del PIB de 7.8%, mientras que Francia y el Reino Unido descenderán en 12.5% y 10.2% respectivamente. La economía mundial, según el Fondo, se contraerá en 4.9% y China sufrirá, por primera vez en muchos años, un retroceso de su producto de alrededor de 1%. Latinoamérica está dentro de las regiones más golpeadas por la crisis, retrocediendo su producto en 9.4% durante 2020. Argentina, Brasil y México retrocederán de manera inusitada: -9.9%, -9.1% y -10.5%, y es posible que el retroceso sea aún mayor, incentivado además por la caída del comercio mundial. O sea, el mundo y la región están viviendo una contracción de magnitudes insospechadas, probablemente la segunda en magnitud desde la Gran Crisis del año 1929. Las profundas oscilaciones en los mercados financieros, en las bolsas y en los mercados de divisas reflejan también el impacto real y sus efectos sobre las expectativas de los agentes económicos.

Para el caso chileno, el FMI pronosticó para el año 2020 una caída del PIB de alrededor de 7,5%, una cifra importante que aumenta la estimación previa del mismo organismo que era de sólo -4.5%. Esto está en línea con las estimaciones de muchos agentes económicos, incluso de la autoridad de Hacienda quien ha manifestado que Chile podría alcanzar una disminución del PIB de cerca de 10% durante este año. A pesar de caer menos que el resto de la región, lo cual habla bien de fortaleza de la economía chilena, la caída es muy significativa, e impactará muy fuertemente y de modo especial en sectores de comercio y servicios, como se ha hecho ya evidente. Sin lugar a dudas, la consecuencia principal es el reflejo de esta situación en materia de desempleo y el impacto devastador en sectores sociales. Se evidencia ya una tasa de desocupación superior a 11.0% de la fuerza laboral, y hay estimaciones que la llevan hasta un 15%, siendo también posible que la misma se eleve a magnitudes cercanas al 20% durante el tercer trimestre. Los meses de Junio y Julio serán de severa contracción en actividad económica, como ya lo han sido Abril y Mayo, sin posibilidades de esperar una recuperación pronta del empleo. El impacto social es tremendo en todos los países, y ciertamente no es homogéneo a través de los distintos estamentos sociales: los más pobre sufren los mayores efectos negativos, por lo que es posible que esta crisis causes además deterioros adicionales en la distribución del ingreso. Como sea, la recesión que enfrenta Chile y el mundo se acompaña de un profundo y negativo impacto social, que lleva a necesidades extremas a significantes grupos de la sociedad.

EL FMI estima que la economía chilena podría crecer un 5% en el año 2021. Esto estaría en línea con el crecimiento que iría a experimentar el mundo (5.4%) y economías como los EEUU (4.5%), China (8,2%) y Asia (7.4%). Para Latinoamérica el Fondo prevé un crecimiento de 3.7%. Por cierto, estas previsiones suponen una relativamente rápida recuperación de la inversión en el período pos pandemia, haciendo de ésta y del comercio exterior derivado del mismo crecimiento los “motores” de la recuperación. En el caso de Chile este supuesto levanta muchas preguntas, debido a la debilidad en que quedó la inversión en el período pre pandemia, como producto del llamado “estallido” iniciado en Octubre de 2019. Allí se comenzaron a desactivar muchos proyectos de inversión, se despertó mucha desconfianza sobre los retornos esperados y hubo mucho desaliento manifestado en un activo retiro de capitales. Si ese escenario no se remedia, Chile podría tomar mucho más tiempo en alcanzar una recuperación suficiente, Por eso es tan importante emplear recursos en apoyar a los sectores más impactados por la crisis, para desactivar la desesperanza, el desequilibrio social que ya presenciamos, y evitar que eso lleve a profundizar y extender la crisis durante el año 2021. La luz al final del túnel se divisa tenue para nuestro Chile, y mucho podemos hacer para que sea de una luminosidad mayor en pos de una recuperación que todos anhelamos.


Luis A. Riveros

europapress