Un mal que se prolonga

|

Luis Riveros (columnista)Lo más probable es que el segundo semestre de las instituciones educacionales sea impartido a distancia, tal como lo ha sido el primero. El traslado de estudiantes a los recintos educacionales representa un problema en las actuales condiciones, las que seguramente prevalecerán también durante los meses venideros. Estudiantes que se movilizan por transporte público o privado, se expondrán a contagio en forma evidente, y será muy difícil que puedan mantener las normas de distanciamiento social que seguramente seguirán prevaleciendo. Del mismo modo, salas de clases con distanciamiento social sería una exigencia que no todos los establecimientos podrán ofrecer. Lo mismo respecto del uso de espacios comunes, como jardines, patios, cafeterías, etc, todas las cuales deberían estar físicamente segmentados con una estricta disciplina. Y los chilenos hemos dado prueba de nuestra resistencia a las normas impuestas, lo cual transmitimos a las nuevas generaciones, para la cual será muy difícil atenerse a un marco relacional distinto al tradicional pre-pandemia. Para los profesores y personal de los establecimientos sería una amenaza permanente la inclusión de un gran número de estudiantes, posible foco de contagio que aunque involuntario no deja de ser un peligro potencial. Y una vez que en un establecimiento asomara siquiera la posibilidad de contagio, aunque sea un caso aislado, entonces todo el sistema entrará en pánico haciendo imposible sostener una actividad educativa continua. Lo más probable es que esto haga que la educación a distancia siga siendo la opción preferidas de entidades educacionales y familias.

Parece ser que las posibilidades de dar por superada esta pandemia se alejan notoriamente en el tiempo. En un comienzo se había asumido que tras algunos meses duros, podríamos volver a un cierta “normalidad”; incluso se discutió mucho sobre la “nueva normalidad” que en varios países se ha adoptado para recobrar actividad en distintas áreas, incluyendo la educación. Pero la pandemia está persistiendo, y se piensa que el peak estará ocurriendo en las próximas dos semanas. Nadie lo sabe en verdad, especialmente en nuestro país en que las personas no guardan el debido respeto por los períodos de cuarentena, y con ello hacen más persistente la amenaza de transmisión de un virus que es altamente contagioso. Y se dice que podrán ocurrir nuevas oleadas de esta amenaza, especialmente porque la enfermedad que desata el virus parece no crear las defensas adecuadas para impedir su reproducción. Como quiera que sea, y como ha ocurrido en pandemias anteriores (se menciona, por ejemplo, la llamada “gripe española” de comienzos de siglo XX) las sucesivas oleadas del ataque viral irán marcando una persistencia de la enfermedad en distintas etapas. Es decir, es muy probable que todos los próximos meses estén marcados por la incidencia del COVID19, haciendo que un retorno pleno a normalidad, como lo requeriría el proceso educativo, sea poco factible. Y como una ratificación de estos preocupantes presagios, la Universidad de Chile ya acordó realizar su segundo semestre on line.

Esto es un panorama ciertamente preocupante. Niños que estarán sin Escuela por todo este año escolar. Otros que recibirán contenidos parciales por los medios digitales, así marcando diferencias con aquellos que no pueden recibirlo y profundizando la ya existente inequidad educativa. Jóvenes que se disponían a dar la Prueba de Selección para la Universidad (en las nuevas definiciones que muy pocos parecen conocer) y que en realidad no han tenido un 4° Medio, ni tampoco la oportunidad de conocer el nuevo instrumento. Jóvenes universitarios que han seguido sus carreras a través de las plataformas, pero que son aún insuficientes para abordar adecuadamente el proceso de formación profesional. Todo esto ya marca una situación preocupante, que lo será más en la medida en que avance el segundo semestre en condiciones similares. La reacción debe ser cuidadosamente diseñada, pero urgentemente implementada: hacer verdadera educación on line (no necesariamente replicando la educación presencial por video conferencia) es un reto principal. Requiere rediseñar contenidos, mejorar metodologías, capacitar profesores, mejorar los sistemas comunicacionales y perfeccionar los sistemas de evaluación. Un gran reto, sin lugar a dudas, del cual la educación chilena podría salir fortalecida y mejorada; sería un efecto positivo del actual drama que vivimos.


Prof., Luis A. Riveros

europapress