No a la violencia y al divisionismo

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Luis Riveros (columnista)


La ciudadanía necesita con urgencia señales de estabilidad política e institucional, respaldadas por la seriedad de quienes conducen los asuntos públicos. No hay que olvidar que las manifestaciones que hemos estado presenciando se dirigen, en gran medida, contra el establishment político, partidos y representantes incluidos, quienes son percibidos como responsables por el eventual descuido de políticas sociales determinantes. Se debe señalar que la baja aprobación ciudadana del Gobierno y del Parlamento reproduce una mala evaluación de la política en general, lo cual representa, sin lugar a dudas, un serio riesgo para la democracia. Por contrapartida, la violencia ha pasado a ocupar un sitial de costumbre en la percepción pública, junto a un accionar debilitado de las fuerzas de orden, todo ello en desmedro del ciudadano común y sus derechos conculcados. Y frente a esto la responsabilidad de los actores políticos es fundamental, y ha de ser muy cuidadosamente resguardada para no ser percibida como una promotora de este estado de cosas por la vía de un no explícito rechazo a la violencia. Ello, sin lugar a dudas, atentaría contra el esfuerzo destinado a discutir las bases de un nuevo Pacto Social de manera seria e impregnada de un verdadero espíritu republicano.

Bien ha hecho un grupo de políticos de centro izquierda en emitir un pronunciamiento sobre esta materia, llamando a que el espíritu patriótico se sobreponga a los temores que el actual estado de cosas infunde en la población. Sin embargo, la crítica que ha venido por parte de muchos es que en tal declaración no ha existido un reconocimiento de responsabilidades en los temas que hoy día prevalecen como reclamos ciudadanos y que, en aspectos tales como educación, previsión y salud, no fueron debidamente atendidos a lo largo de los últimos 30 años. Pero, al mismo tiempo, tal declaración se inspira en la vieja separación entre “ellos” y “nosotros”, al advertir que hay sectores que promueven el rechazo al proceso constituyente pero no incluyendo un llamado a despejar temores comprometiendo todos los esfuerzos para evitar que la violencia se imponga contra los derechos ciudadanos. Habría sido propicio que existiera un compromiso activo en orden a detener las acciones violentistas que inspiran, en definitiva, el temor de la ciudadanía ad portas de un proceso constituyente. Además, uno de los firmantes, a los pocos días, renuncia a su Partido porque el mismo estableció acuerdos con la centro izquierda en lugar de la extrema izquierda que él prefiere y que, advierte, representa la opción de muchos de sus ex compañeros de partido. Todas éstas son señales que no llevan tranquilidad a una ciudadanía que observa desorientada el actual transcurrir político en escenario de amenazas y violencia para sacar a adelante un proceso clave para Chile, como es el de constituir un nuevo Pacto Social a través de una nueva Constitución.

Es indispensable que se den señales destinadas al compromiso con la no violencia y la plena vigencia del estado de derecho. Los eventos que rodearon a la puesta en práctica de la última PSU pusieron de relieve el efecto de acciones extremistas concertadas, sin que existiera siquiera una condena por parte de la centro izquierda. Lo mismo respecto a demostraciones violentas con distintas connotaciones que han ido teniendo lugar en estos días en diversos lugares del país y que continúan siendo práctica común por parte de grupos determinados. La seriedad de la situación vigente, la ausencia de gobierno y el no explícito pronunciamiento de la centroizquierda contra la violencia desatada, son factores que profundizan la crisis y la percepción ciudadana de una situación que podría proyectarse aún peor. En este sentido, debe haber un rechazo transversal a la violencia y una señal de unidad en pro del país en paz que necesitamos asegurar.


Prof. Luis A. Riveros

europapress