¿En qué estaban pensando?

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Mario astorga (columnista)Contra mi voluntad me veo forzado a escribir para establecer mi posición en relación al plebiscito de abril. Desde que comenzó el estallido social me ha parecido el tema menos urgente, en relación a mejorar la educación, la salud y las pensiones, pero me siento obligado. En este y otros medios he expresado mi molestia con la clase política por la innecesaria e inconsulta prioridad que le han dado a la Nueva Constitución, por sobre los temas urgentes. No fue el tema prioritario en las marchas, ni en ningunas de las encuestas inmediatamente post el 18 de octubre. Sin embargo, la clase política, desoyendo a la ciudadanía, le dio la primera prioridad. Quiero explicar las razones de mi cambio de posición al respecto.

Chile para muchos ha sido el laboratorio ideal para los teóricos y partidarios del libre mercado. Fuimos pioneros en un sistema de pensiones con solo capitalización individual y sin ningún componente solidario-a través de las AFP; también lo fuimos en privatizar la educación, trasladando ese gasto a las familias; somos los primeros en privatizar, a perpetuidad, las concesiones marinas; también fuimos pioneros en privatizar el agua, que junto con el aire, son en todo el mundo derechos básicos. Con respecto al agua somos EL ÚNICO PAÍS DEL MUNDO, que ha privatizado, sin costos para el propietario, los derechos de agua. Fue uno de los estímulos que el gobierno de Pinochet diseñó en 1974 para que las empresas mineras invirtieran en Chile. Posteriormente en 1981, inexplicablemente, el Código de Aguas separó la propiedad de la tierra de la propiedad de los derechos de agua, entregando estos últimos a perpetuidad y en forma gratuita a quienes hicieran las manifestaciones pertinentes.

La gran mayoría de los chilenos hemos sido conmovidos por los varios reportajes en televisión y en diversos medios escritos y radiales sobre como empresas y actores políticos relevantes se han apropiado de los derechos de agua a nivel nacional. Algunos reportajes han mostrado como la falta de agua, que ha sido desviada por algunas empresas mineras, ha aniquilado hasta la desaparición a varios poblados en el norte de Chile, perdiéndonos todos los chilenos el aporte cultural de algunos pueblos originarios. Otros reportajes nos han mostrado como el agua desviada hacia los cultivos de paltas en la provincia de Petorca han aniquilado y continúan haciéndolo, a los demás cultivos agrícolas de la zona, los que son necesarios para la dieta del resto del país. Otros reportajes han mostrado que para producir un kilo de paltas se necesitan 2.000 litros de agua (más que lo que se necesita para un kilo de carne, 4 veces más que un kilo de naranjas, 10 veces más que un kilo de tomates). Los exportadores de palta en realidad lucran y exportan agua, que no les costó nada, pero que es agua de todos los chilenos, como el aíre. Medios internacionales, como el Diario EL País y la BBC de Londres, han publicado reportajes sobre lo insólito que el Estado chileno regale a perpetuidad, a unos pocos, los derechos de agua para que hagan con ella lo que les dé gusto y gana, a costa del resto de los habitantes, especialmente dado el cambio climático y la sequía.

La gran mayoría de los chilenos, con todos estos antecedentes a la vista, creemos que no tiene sentido que Chile sea la excepción mundial y que sea el único país donde el agua, un bien tan básico como el aire para la sobrevivencia de la sociedad, sea un bien privado.

¿Quiénes están en contra de que el agua sea un bien básico de uso público? Hay un pequeño sector de empresarios, principalmente del sector minero y agrícola, que se acostumbró a la idea de ser propietarios, de por vida, de los derechos de agua, que NO han considerado el agua como uno de sus costos (lo que si deben hacer todos los demás sectores productivos del país). Hay otro pequeño grupo que no está dispuesto a “traicionar” los derechos de propiedad del agua respaldados por la Constitución de Pinochet.

Los argumentos a favor y en contra están a la vista. Por una parte, la constatación que la propiedad privada del agua no esta siendo capaz de “proteger” la vida y la sobrevivencia de la sociedad. El agua ha ido al mejor postor, aunque eso elimine culturas, destruya pueblos, mate cientos de pequeñas empresas (posiblemente más que las que nefastamente han desaparecido con la movilización social), desabastezca el mercado nacional, etc. El agua en manos del mejor postor, con todas las inequidades e injusticias y miopía que eso significa. ¿Cuál es el bien que se está defendiendo con el Statu Quo?, el derecho de propiedad en su sentido más extremo y la rentabilidad económica de los actuales “propietarios” del agua.

Con esos antecedentes se votó en el Senado la moción de declarar el agua un bien nacional de uso público. 24 senadores votaron a favor y 12 senadores de derecha votaron en contra; por las supra mayorías establecidas en la Constitución actual, no se aprobó.

Que flaco favor le hicieron a su sector los que votaron en contra, dejaron en evidencia palpable la necesidad del cambio de Constitución que permite que un tercio, defendiendo los intereses de unos pocos, puede frenar los cambios que quiere hacer la gran mayoría de los chilenos.

Voy a ser políticamente incorrecto. Estaba tentado a votar RECHAZO como un castigo a que la clase política nos haya impuesto la Constitución como primera prioridad, pero hoy un sector de la derecha, defendiendo el derecho de propiedad de unos pocos por sobre los intereses de todo el país se disparó en los pies. Esos 12 senadores crearon el argumento perfecto para que TODA PERSONA BIEN INTENCIONADA se sienta obligada a votar APRUEBO al cambio de Constitución. La opinión de un tercio NO PUEDE PESAR MÁS que la opinión de los otros dos tercios.

¿En qué estaban pensando esos 12 senadores?


Mario Astorga De Valenzuela

europapress