​Crisis y continuidad política

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Mario astorga (columnista)


Chile está viviendo la peor crisis desde la recuperación de la democracia, y una de las peores crisis de su historia. Salvo unos pocos cabezas calientes, la gran mayoría piensa que para encontrar una solución se deben seguir los cauces institucionales y que la salida tiene necesariamente que provenir del Ejecutivo, particularmente el Presidente y el Parlamento a través del Senado y Cámara de Diputados, asumiendo que los congresistas representan, además de sus electores, a los partidos políticos que los apoyaron para ser elegidos.

Donde parece haber un acuerdo total es que ni el Presidente, ni el Congreso, ni los partidos políticos han estado a la altura de las circunstancias que ha vivido el país, partiendo por algunos ministros que con desafortunadas “salidas de libreto” iniciaron la hoguera.

Las manifestaciones nos pillaron, a la gran mayoría, desprevenidos. Algunos habíamos augurado desde hace años un enorme cansancio entre los más vulnerables, incluso hablamos de que “Dios nos pille confesados” si no éramos capaces de desactivar la bomba de tiempo que se estaba construyendo con una seguidilla de delitos no sancionados e injusticias.

Desde el primer día se supo que en las manifestaciones, aunque la gran mayoría pedía en forma pacífica cambios significativos en salud, educación, pensiones y remuneraciones, se infiltraron grupos anarcos, pandillas narcos y grupos organizados de delincuentes comunes, cada uno de ellos con sus propios objetivos. Todos estos últimos con un historial de malas relaciones con las fuerzas de orden. Sin embargo, los políticos de izquierda y centro prefirieron solo emprenderlas contra el gobierno por las violaciones a los derechos humanos cometidas por Carabineros; la mayoría de ellas condenables y muchas de ellas inexcusables, pero no tuvieron pantalones para denunciar y desenmascarar las intenciones y los perjuicios cometidos por los antisociales señalados. El infantilismo revolucionario de algunos les hacía soñar que las manifestaciones irían en “crescendo” hasta derrocar al gobierno y el poder pasaría a manos del pueblo. No hubo entre los líderes de la centroizquierda palabras suficientemente duras para condenar los innecesarios actos de violencia y de destrucción del patrimonio público y privado cometido por los antisociales, que finalmente, por “angas o por mangas” tendremos que pagar todos los chilenos, pero en mayor medida los más humildes. Pulularon en RRSS mensajes que “ridículamente” comparaban los daños de los saqueos con los recursos mal habidos por algunas empresas en colusiones, abuso de posición dominante, uso de información privilegiada y cohecho. ¡Qué pena que muchos compatriotas no sean capaces de entender que ambos son delitos graves, que uno no justifica el otro!

En el momento más álgido de las protestas los partidos de oposición, curiosamente apoyados por los parlamentarios de gobierno, decidieron invertir toda la fuerza en forjar el itinerario para una nueva Constitución; tema que aparecía entre el sexto y el décimo lugar de prioridad en todas las encuestas inmediatamente posteriores a las movilizaciones. Esto, en vez de aprovechar la coyuntura favorable para conseguir mejores reivindicaciones para los más vulnerables. A estas alturas tiendo a creer que el EGO por una nueva Constitución obnubiló a los políticos y los hizo perder irrecuperablemente el “momentum”. El proceso por una nueva Constitución tomará tres años, agregar dos o tres meses a ese proceso no era relevante; pero si hubiese sido mucho más efectivo utilizar el momento de mayor presión sobre la derecha económica y el ejecutivo para lograr conquistas en favor de los más vulnerables. Transcurridas seis semanas, el itinerario constitucional eso es lo único concreto que han logrado los parlamentarios.

Una dirigente importante del PC, en un evento público en Caracas, se adjudicó la conducción de las manifestaciones. No he leído ni escuchado a los dirigentes de ese partido desmintiéndola. ¿Significa que el PC se hará cargo del costo al Estado que han significado los saqueos?

Ocurridas las primeras manifestaciones los parlamentarios y dirigentes de derecha, con contadas excepciones, se centraron en denunciar la violencia y los saqueos, sin darle suficiente mérito a las demandas por salarios justos, y jubilaciones que permitieran a los pensionados subsistir, mejor salud y educación, y trato digno. Les faltó grandeza para entender que debería haber un cambio de paradigma, un nuevo Pacto Social. Curiosamente un gran empresario fue el primero en entender que se deberían hacer cambios drásticos, pero no hubo otros de similar envergadura replicando esas declaraciones. Era el momento de “lavar la cara” para las empresas sorprendidas en delitos económicos o que recibieron escandalosos beneficios tributarios, pero prefirieron el silencio y utilizar el tiempo en seguir acumulando beneficios.

El Presidente de la República habló de guerra, la primera dama de una invasión alienígena. En medio de la crisis el Presidente jugó nuevamente a las sillas musicales en el gabinete, pero no sacó a los ministros que manejaban los temas más cuestionados por la población, educación, salud y transporte y dio la pésima señal de entregarle el Ministerio de Deportes, como premio de consuelo, a su ex vocera.

La oposición privilegió gastar una semana en discutir la acusación al Ministro Chadwick, trabajo que no tenía ninguna influencia en resolver los problemas más urgentes de la ciudadanía, y a sabiendas que la acusación se podría haber hecho más adelante, ya que esos hechos no prescriben. ¿Era más importante dejar a Chadwick sin derechos ciudadanos que presionar por resolver problemas urgentes de la población?; especialmente sabiendo que a medida que se reducía la presión más sería más difícil consensuar soluciones. Otra semana gastada por la Cámara de Diputados en acusar constitucionalmente al Presidente, sabiendo que NUNCA estarían los votos en el Senado para que dicha acusación prospere. ¿Cuesta tanto entender que es mejor gastar el tiempo en resolver urgencias que darse el gusto en acciones meramente testimoniales?

En política los errores se pagan políticamente. Si tuvieran un poco de sentido común ninguna de las actuales autoridades de gobierno y del congreso deberían buscar seguir en política en los próximos periodos, no fueron capaces de dar el ancho que Chile necesitaba. Nadie puede hacerlo peor.



Mario Astorga De Valenzuela 

europapress