Argentina entre el neoliberalismo y Venezuela

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Enrique Goldfarb (columnista)La aplastante victoria del kirchnerismo en Argentina hace razonable pensar en cómo sería un futuro gobierno de esa facción política. El triunfo del peronismo, que hace política con los fondos de los otros, y más precisamente con los fondos fiscales, lo pilla con las arcas vacía y con un estado muy delicado de sus finanzas públicas, endeudada a más no poder y a un paso de caer en default o cesación de pagos. La pobreza de los argentinos es abismante, la misma que lo hizo votar por esta corriente populista. Y este mismo hecho alejó a los inversionistas y presumiblemente a los promitentes prestamistas, como lo demuestra la caída de la bolsa, más de 30% en un día, y la devaluación del peso.

Entonces las opciones que se le abren al futuro gobierno son dos: o sigue el camino de Macri, de enderezar la economía, con todo el costo social de corto plazo que eso significa, es decir,” más hambre” por el momento, pero con una posibilidad futura de volver a tiempos mejores, con las finanzas internacionales calmadas. Es decir, una Cristina neoliberal.

O alternativamente, seguir “dando”, como lo está haciendo ahora paradojalmente Macri (para intentar revertir los resultados el 27 de octubre), lo que significará el desastre, en forma irremediable y total. Hiperinflación, con las carretas llenas de billetes para comprar el “asadito”, cero créditos externos, demandas judiciales de los acreedores externos, con el sector productivo seguramente atacado con nuevos impuestos para seguir la repartija, y en definitiva más hambre. O sea, la alternativa es más hambre o más hambre, con la diferencia que políticas más sanas permiten pensar en un futuro y en cambio la otra, solo tiene como futuro el éxodo de los argentinos hacia otros países, Brasil y Chile, lo que se ha llamado el caso de Venezuela con Maduro.

La alegría de los izquierdistas chilenos, que han llamado a combate para enrostrarle al gobierno la derrota de Macri, lo que ellos llaman el destino seguro de no cumplir las promesas, tiene dos fallas: la primera, que todavía quedan dos años, donde se podrá mostrar que el gobierno de Cristina es nefasto y que sólo significa padecimientos. La segunda, es que muy posiblemente la situación internacional mejore, al menos para los países cumplidores como Chile, lo que permitiría, sino alcanzar, al menos acercarnos a los “tiempos mejores”.


Enrique Goldfarb 

europapress