José Antonio

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Enrique Goldfarb (columnista)


Entró golpeando el tablero y se escuchó fuerte. Dio lugar a una lucha intestina, de la que se dice, injustamente, que siempre ha caracterizado a la derecha. Digo injustamente, porque es algo de lo que también padece la izquierda. Si no, es cosa de ver a la Nueva Mayoría con el Frente Amplio, mezcla de revolucionarios, hippies y anarquistas.

La otra semejanza con la izquierda es que JAK tiene como leitmotiv el " atenerse al programa" lo que para los nos queda algo de memoria, nos recuerda el nefasto periodo de Bachelet II, la que, con el pretexto de atenerse al programa, quería hasta desmantelar la constitución.

Los pilares de su ideología son una fuerte militancia religiosa y un marcado autoritarismo, cosas ambas que su rival fáctico, Joaquín, ha logrado invisibilizar. En términos políticos prácticos, es esta visibilización valórica y el uso del revólver, lo que le ha dado su atractivo, a costa del resto de la derecha. Y, por el momento, el rechazo del electorado de centro izquierda.

Para aquilatar sus posibilidades electorales, hay que mirar el Brasil de Bolsonaro. Su aplastante victoria se logró gracias a su desafiante discurso, lo que, en épocas más calmas, solo le habría atraído repudio. Un país cansado de la sinvergüenzura más descarada y de un estancamiento económico y social casi vitalicio, logró que su puño triunfara, con la esperanza de su electorado que ese puño y esa decisión se dirigiera a corregir esos dos precisos problemas, ya que no fue su homofobia lo que le ganó la presidencia.

Creo que JAK las tendría todas si la gente se aburriera de la falta de crecimiento y de las falsedades retóricas como las del NO+ AFP, que, entre paréntesis, nadie ha pensado la posibilidad de decirle a los simpatizantes de este nefasto movimiento, que ellos no están realmente contra las AFP sino que contra las bajas pensiones. La izquierda logró colocar hábilmente, la falsedad que bastaría evitarse sus utilidades para recibir mejores pensiones. No han reparado que por escasas que sean las pensiones que logren con estas entidades especializadas en la colocación de fondos, siempre superarán las que el Estado les daría en un sistema de reparto, sin mencionar la ruina del mercado de capitales y ralentización del crecimiento económico sin las AFP. Argentina y Venezuela son dos ejemplos de naciones resquebrajadas por la falta de ellas.

De otro lado el tema de José Antonio de bajar los impuestos es cosa de grados porque, aunque no tan radical como una baja directa de la tasa impositiva, la reintegración sí es una baja de impuestos. En el papel, una economía más ortodoxa, sobre todo en lo referente al tamaño del Estado, es importante, diría vital, para el crecimiento de largo plazo y la prosperidad general. Es cosa de ver nuestro propio pasado. El problema es la posible falta de realismo de dar ese paso trascendental en una democracia, llena de aspiraciones de corto plazo y de un resentimiento. social de cierta envergadura. Por ello busca además de la presidencia, ganar el parlamento, lo que veo difícil con su programa, salvo que lleguemos a ser el Brasil que ganó Bolsonaro.


Enrique Goldfarb

europapress