Una reforma en entredicho

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Luis Riveros

El cambio en el currículo de la enseñanza media habría sido objeto de estudio durante mucho tiempo antes de su aprobación por el CNED. A pesar de ello, parece ausente la mirada de conjunto que ha de reflejarse en los propósitos centrales de la formación que se obtiene en la enseñanza general. Consideraciones sobre el tipo de sociedad que queremos y el perfil formativo que, en consecuencia, deben adquirir los jóvenes han estado aparentemente ausentes de tal elaboración. Tampoco han conversado activamente el sistema de educación Superior con el de enseñanza Básica y Media, de manera de configurar mejor los requerimientos formativos mínimos. Es decir, el estudio que condujo a la nueva formulación curricular parece ser no sólo extemporáneo sino que además producirse en ausencia del análisis más relevante: el propósito formativo general que le asignamos a los más de doce años de educación general. Debemos ahora suponer, por ejemplo, que la enseñanza de la historia se entregaría hasta el segundo año medio, sin saber si es que ello contendría lo suficiente para una necesaria comprensión de nuestro pasado, y cómo ello haría posible los cursos electivos de historia a nivel de tercero y cuarto. No sabemos tampoco que implica la opción de “electivos” que se está adoptando, ni cómo el mismo se relaciona con otras disciplinas de las cuales no puede desligarse la historia (la filosofía, la ciencia, el lenguaje). Todo parece indicar más bien la ocurrencia de una discusión ideológica, sin discusión amplia y con resultados conducentes a una insatisfactoria formación de conjunto. Del punto de vista práctico, tampoco sabemos tampoco que se hará con la sobre oferta de profesores de historia que esta reforma implicará, ni tampoco con el déficits de profesores de “ciudadanía” que actualmente parece prevalecer; simplemente, la reforma que se implanta no ha conversado con la educación superior. Es cierto: el país necesita una profunda reforma curricular para preparar mejor a las nuevas generaciones para el reto de la educación superior y para enfrentar con éxito los múltiples aspectos del cambio profundo y permanente en la sociedad actual. Sin embargo, las discusiones “eternizadas” entre cuatro paredes, no ayudan a modernizar nuestra educación, sino más bien a ponerla en mayor entredicho.


Profesor Luis A. Riveros

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