En 2018 un 46% de los nacimientos que se produjeron en el país fueron por cesáreas, muy lejos del 15% que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Mientras el sector público registró 40% de estas intervenciones, en el privado llegaron a 76%.
Para el académico de la carrera de Obstetricia de la U. San Sebastián, Jorge Rodríguez, las razones son variadas. “Se encuentran las que tienen una debida justificación médica, derivada de una condición materno-fetal (como un desprendimiento prematuro de la placenta), la incidencia de una cesárea previa y, están aquellas que no se sustentan en un motivo demostrado, sino más bien por conveniencia de ‘rapidez y facilidad’ en el proceso de la llegada del bebé, tanto del equipo de salud como de la familia expectante”.
Casi un tercio de las cesáreas se justifican por la presencia de una cesárea previa. Sin embargo, según explica el académico, “la voluntad por parte de la comunidad obstétrica de intentar un parto vaginal después de una cesárea, ha logrado un incremento significativo de éstos, con la consiguiente disminución en la tasa de cesáreas”.
Condiciones
Para el éxito de un parto normal tras una cesárea, se requieren algunas condiciones:
Lo importante es conocer, informarse y conversar con el médico tratante y la matrona que vaya a atender el parto. “La posibilidad de optar por un parto vaginal después de una cesárea, siempre en un recinto que entregue la posibilidad de recurrir a pabellón en caso de urgencia, debe ser exigida por las mujeres, porque aun cuando el parto termine de todas maneras en una cesárea, el hecho de intentarlo conlleva una disminución de la morbimortalidad materna en comparación a una cesárea electiva”, explicó Rodríguez.