Mantienen clasificación de instrumentos de Incofin

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Incofin

Humphreys decidió mantener la clasificación de riesgo de los títulos de deuda de largo plazo de Incofin S.A. (Incofin) en “Categoría A”, y de los efectos de comercio en “Categoría A/Nivel 1”. La perspectiva de la clasificación asignada se mantuvo en “Estable”.

Dentro de las principales razones que sustentan la clasificación en “Categoría A” de la línea de bonos y bonos de Incofin y en “Categoría A/Nivel 1” para las líneas de efectos de comercio, se considera el desarrollo de un modelo de negocio que se ha ido consolidando en el tiempo en términos de ingresos, controles internos y gobierno corporativo, todo lo cual sirve de soporte para enfrentar los desafíos de crecimiento futuro y de apoyo para el mantenimiento de una cartera de activo con riesgo acotado.

En opinión de Humphreys, las medidas adoptadas por la organización en los últimos años han contribuido a crear una cultura más enfocada al control de los riesgos, bajo parámetros adecuados para su desarrollo.

La clasificación también incorpora y valora las ganancias que ha obtenido la compañía en los últimos años, los cuales a septiembre de 2018 (UDM[1]) tuvieron un alza del 14,7% respecto a septiembre de 2017 (UDM), a lo que se suma un comportamiento estable de la mora.

En términos globales, otro aspecto positivo de la evaluación son las bondades del modelo de negocio del factoring, dado que los riesgos de mercado se ven atenuados por el corto plazo del vencimiento de las operaciones, con tasas de colocación y captación esencialmente fijas, y sin descalces importantes en moneda (los cuales se presentan sólo en unidades de fomento). Asimismo, la alta rotación de las cuentas por cobrar facilita el fortalecimiento de la liquidez vía disminución de las colocaciones de la empresa, en caso de ser necesario. Dicha capacidad de ajuste de la compañía queda de manifiesto en el hecho que el factoring posee una tasa de pago en torno al 40%. Por su parte, en las operaciones de leasing, los activos subyacentes permiten reducir las pérdidas esperadas ante incumplimiento de los arrendatarios.

Otro elemento a favor es el crecimiento de la pequeña y mediana empresa en Chile y, por lo tanto, las oportunidades de crecimiento para la industria del factoring y la compañía.

La clasificación de riesgo considera el nivel de endeudamiento relativo de la sociedad, el que considerando que se trata de un negocio financiero mediante el manejo de spread, presenta un leverage adecuado para su escala de operaciones.

En forma complementaria, se rescata la experiencia y conocimiento, por parte de los socios y de la administración, quienes presentan una de las trayectorias más extensas dentro del mercado local en lo relativo a su segmento específico. También se valora el compromiso y capacidad que han mostrado en el pasado para reaccionar ante entornos desfavorables y apoyar efectivamente la liquidez de la empresa.

A su vez, se considera de manera favorable el perfil de sus principales deudores, correspondientes, en su mayoría, a instituciones del Estado, elemento que reduce la exposición de su patrimonio frente a impagos individuales.

Sin perjuicio de las fortalezas anteriormente señaladas, la clasificación de riesgo se ve restringida ya que, si bien la empresa presenta un tamaño relevante dentro del segmento de factoring no bancarios, éste se reduce significativamente en términos relativos si se mide dentro del sistema financiero total. Esta situación afecta los niveles de competitividad y torna más relevante la importancia del crecimiento en términos relativos respecto a empresas similares. Asimismo, se debe considerar que existe competencia, directa o indirecta, de mayor envergadura que tiene acceso a un menor costo de financiamiento.

También se ha visto en la práctica un aumento de la competencia en el sector de factoring, debido a la entrada de nuevas instituciones de apoyo al mercado objetivo (Pymes), como lo son irrupción de nuevos participantes en la industria o las nuevas plataformas digitales, asociadas con Fintech. Esto podría afectar la rentabilidad de la compañía, dado que no existiría un producto alternativo desarrollado para ofrecer en el corto plazo, al ser su principal línea de negocio el Factoring.

La clasificación de riesgo tampoco es ajena al hecho que en períodos de crisis el sistema financiero tiende a disminuir las líneas de créditos a los factoring no bancarios (aun cuando, de acuerdo a lo informado por la empresa, no habría sido el caso de Incofin) y, conjuntamente, se ve resentida la capacidad de pago de algunos de sus deudores -correspondientes a pequeñas y medianas empresas- todo lo cual presiona la liquidez de este tipo de entidades. A pesar de esto, se reconoce que el fondeo de la empresa es de baja dependencia de la banca debido a la diversificación de su deuda financiera.

También la evaluación ha considerado que, en algunas operaciones, dada la naturaleza de las mismas, el riesgo de incobrabilidad está asociado al cliente directo de la compañía (por ejemplo, los créditos de capital de trabajo) o, en su defecto, está supeditado a la entrega de un servicio (como contratos de prestación de servicios), el cual podría no materializarse, y, por tanto, no sería factible proceder al cobro de esos instrumentos factorizados.

La tendencia de la categoría de riesgo se ha calificado “Estable”; puesto que no se visualizan elementos que puedan afectar en el corto plazo la clasificación de la emisora.

Incofin es una compañía constituida en 1992 y que tiene como negocio la prestación de servicios financieros, principalmente bajo la modalidad de descuentos de documentos, ya sea a través de operaciones de Factoring o la compra de distintos instrumentos, entre ellos, cheques. Además, a mediados del año 2012, ingresó al negocio del Leasing financiero y, posteriormente, ha tomado posiciones en créditos para capital de trabajo.

A septiembre de 2018, la empresa poseía activos por $ 118.094 millones y colocaciones netas por $ 101.610 millones. Los activos de la sociedad se financian mediante $ 22.047 millones de patrimonio y $ 84.847 millones correspondientes a deuda financiera. La estructura del balance permitió a la empresa obtener a septiembre de 2018 (UDM), un ingreso y resultado del ejercicio (ganancia por operaciones continuadas) de $ 20.420 millones y $ 4.446 millones, respectivamente.

europapress