Sobreexposición presidencial

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Enrique Goldfarb (columnista)

Mi amigo Cote Evans, en carta a El Mercurio, culpó a la sobreexposición presidencial, por las pifias recibidas por Piñera en el concierto de Paul Mc Cartney, aludiendo a las repetidas apariciones en los medios del presidente sobre distintas materias. Asimismo, en algunas partes del oficialismo, se ha hecho una consideración similar.

La pregunta que queda en el aire es si eso es negativo o no para la causa de la libertad en el futuro. Es natural que aquellos que tengan aspiraciones presidenciales no estén conformes, por cuanto estimarían que ello opaca sus posibilidades. Sin embargo, y suponiendo que haya conformidad con el gobierno y si al menos parte del legado es transferible, no sería malo, salvo por el hecho que el peso que tendría el presidente en la designación del candidato del sector sería enorme.

De otro lado, al menos parte de las apariciones se deben a que son iniciativas que nacen del propio mandatario. Por ejemplo, la visita a Venezuela durante la ofensiva alimenticia, y posteriormente, en parte relacionado con lo anterior, la creación de Prosur, como reemplazo del moribundo Unasur, este último una cruzada de las izquierdas que corre el mismo destino que las izquierdas en los distintos países que la compusieron. Y eso hay que aplaudirlo y no criticarlo: el hecho que el país vuelva a tener roles de liderazgo a nivel regional. Aparece mucho en cosas puntuales, pero de alto contenido social, como por ejemplo la clase media protegida, un hecho de la causa. Pero también lo hacen otros. El martes vi una excelente entrevista al ministro de obras Públicas, Juan Andrés Fontaine, una manera novedosa y muy intensa, de enfrentar su cartera. Asimismo, la subsecretaria de previsión social en el tema de las cotizaciones de los independientes. Y Lavín, que arrastra un importante caudal político con sus medidas de alto revuelo.

Por último, caben dos reflexiones. Si Piñera no apareciera, y como los ministros no pueden llenar el vacío como lo hace él, quedaría la sensación que las cosas que se hacen, se hacen solas. Y eso no es así. Cuestan y cuestan un montón, con la oposición cerrada a cualquier medida constructiva que no lleve el sello del progresismo, Si es que.

Por último, me llamaron la atención las pifias en el concierto del ex beattle. Pensando que el público que asistió era de clase media para arriba, estaba pifiando a un mandatario que pretende proteger a la clase media y ofrecerles oportunidades reales. A un mandatario que trabaja, poniendo su alta inteligencia y vigor, en forma comprobable, 24/7 en ese sentido, y que tiene los medios para vivir la vida, no ya del oso, sino del monarca más espléndido. A lo mejor les gustaría un mandatario de izquierda, para que en dos o tres gobiernos los deje como en Venezuela.   


Enrique Goldfarb

europapress