​De inmigración, pobreza y transformación digital

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Alfredo Barriga

Subí un video en el que se explica el fenómeno de la inmigración con chicles en mi cuenta en Facebook, donde tengo restringido a 300 el número de personas con las que comparto. El video se hizo viral en cuestión de horas. En 4 días había sido visualizado más de 30.000 veces, y más de 20.000 veces adicionales en mi cuenta de Linkedin. El debate que surgió aún dura. Es un temazo.

La tesis esencial del video es que la raíz de la inmigración es la pobreza y el miedo. Ante esto, los países como Estados Unidos y Europa absorben aproximadamente 1 millón de personas al año cada uno (un chicle puesto en un vaso en el video por cada millón). Pero en el mundo hay aún miles de millones de personas que viven con menos de dos dólares al día (miles de chicles en el video). Por lo tanto, la inmigración no es la solución. Cada año se absorben dos chicles, pero aumentan 40 chicles en los contenedores que representan a las personas que viven con menos de dos dólares al día.

La transformación digital de la economía y del trabajo va a acrecentar la distancia entre quienes trabajan y quienes sobreviven. La presión social que va a traer esto es de una magnitud incalculable. Quienes apenas sobreviven con dos dólares diarios no tienen ni una chance de incorporarse a un mundo como el que está surgiendo. ¿O la tienen?

A grandes males, grandes soluciones. Europa, después de la segunda guerra mundial, quedó devastada. El Plan Marshall inyectó recursos que pusieron en marcha la economía, y después de 30 años los principales países de Europa se encontraban entre los de mayor bienestar en el mundo, superando incluso a Estados Unidos.

Hace 50 años atrás, Chile tenía un PIB per cápita superior a Singapur, Corea del Sur o Finlandia. Hoy todos ellos nos superan largamente. En los tres casos la receta fue la misma: aplicaron políticas de desarrollo de industrias intensivas en capital humano y tecnología, durante un largo tiempo, y como política de Estado.

Ambas experiencias combinadas podrían traer el cambio que necesita el mundo para superar la pobreza. Alimentar, vestir, educar y entregar salud y un lugar decente donde vivir a toda esa población generaría el mayor crecimiento económico que haya registrado jamás la humanidad. Hacerlo supone desafíos gigantescos, pero hoy están más asequibles gracias a la revolución 4.0

Estados Unidos también ganó con el Plan Marshall. A comienzos de los años 70, las empresas norteamericanas en Europa eran la tercera economía del mundo. El mensaje para los países ricos es claro: desarrollen las economías pobres del mundo, y todos ganaran en el esfuerzo. El Plan Marshall fue de mucho dinero. Ahora es necesario aún mucho más. Pero si lo hubo entonces, hoy también lo hay.


Alfredo Barriga Cifuentes

Consultor en Transformación Digital e Innovación

Profesor UDP

Ex Secretario Ejecutivo de Desarrollo Digital

Autor "Futuro Presente: cómo la nueva revolución digital afectará mi vida"

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