​Humphreys mantiene clasificación de Concha y Toro en “Categoría AA-”

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Humphreys mantuvo la clasificación de riesgo de los bonos de Viña Concha y Toro en “Categoría AA-”. La clasificación asignada a la línea de efectos de comercio es “Categoría Nivel 1+/AA-”, mientras que los títulos accionarios mantienen su clasificación en “Primera Clase Nivel 1”. Todos con tendencia “Estable”.

La clasificación de los instrumentos emitidos por la sociedad –de “Categoría AA-” para sus líneas de bonos, “Categoría Nivel 1+/AA-” para la línea de efectos de comercio y “Primera Clase Nivel 1” para sus títulos accionarios– se fundamenta en el elevado volumen relativo tanto de sus ventas en el mercado doméstico como de sus exportaciones, la integración vertical de sus operaciones (que incluye desde las plantaciones de uva para abastecer los vinos hasta la red de distribución de sus productos, lo que contribuye al control de la calidad y costos de los productos) y la existencia de una administración que ha mostrado capacidad y conocimiento del sector. Estos factores repercuten en una alta capacidad competitiva de la empresa a nivel doméstico e internacional, posicionándose como una compañía robusta en cuanto a sus ventas, estrategia e índices financieros.

En la asignación de la categoría de riesgo se ha considerado que la sociedad presenta una relación entre deuda financiera y Flujo de Caja de Largo Plazo (FCLP) igual a 4,3 veces a junio de 2018, ratio que ha venido disminuyendo con respecto a años anteriores cuando superaba las 5,0 veces.

La clasificación de riesgo se ve favorecida por el amplio mix de productos comercializado por el emisor (dada las restricciones propias del sector), lo que se complementa con su capacidad de innovar y atender a distintos segmentos del mercado y su alta capacidad de producción y tecnificación productiva (requisitos necesarios para ser competitivos en el mercado exportador de mayor valor agregado). Además, influyen la diversidad de destinos para sus productos, la fortaleza de sus marcas en el mercado local y el creciente posicionamiento en el mercado externo, principalmente a través de la marca premium Casillero del Diablo.

Junto con lo anterior, la clasificación se ve favorecida puesto que la compañía es el principal productor de vinos en Latinoamérica y uno de los más relevantes en la industria global, con un total a diciembre de 2017 de 11.319 hectáreas plantadas y una superficie agrícola total de 12.783 hectáreas, entre terrenos ubicados en Chile, Argentina (Mendoza) y EE.UU. (Fetzer).

Entre los factores de riesgo considerados en el proceso de clasificación figuran el suministro de uva, afectado por los riesgos propios del sector agrícola (pudiendo en definitiva influir en los costos y/o cantidad de los vinos), la alta competencia dentro de la industria, la existencia de productos sustitutos en los niveles inferiores (especialmente la cerveza), la elasticidad precio/demanda del vino y la baja disponibilidad de proveedores de envases.

La evaluación considera, además, la dificultad de los vinos chilenos para distinguirse a nivel internacional (lo que encarece las estrategias para posicionar sus marcas en los mercados externos) y la exposición cambiaria que se genera por las ventas al exterior (mitigada, en parte, por la diversidad de mercados).

La perspectiva de la clasificación se califica en “Estable”, por cuanto en el mediano plazo, en opinión de Humphreys, no se visualizan cambios de relevancia en los riesgos que afectan a la compañía.

Viña Concha y Toro es la principal empresa vitivinícola del país. En la actualidad, sus productos se distribuyen a nivel doméstico y en más de 140 países. A junio de 2018, alcanzó un 29,3% de participación en el mercado local y representó cerca de un 31,2% de los envíos de vino embotellado al exterior (ambas participaciones medidas en volumen), siendo la mayor exportadora de vinos en Chile.

europapress