​Empezar a terminar con el carbón ahora

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Sara Larrain R

Además de los tremendos desafíos de adaptación a la estrechez hídrica y a los fenómenos climáticos extremos que deberá enfrentar Chile, a consecuencia del cambio climático. Nuestro país presenta importantes oportunidades para mitigar el calentamiento global y simultáneamente mejorar la calidad del aire para terminar con los impactos sobre la salud de la población; esta es la descarbonización de la matriz eléctrica, la con mayor generación a carbón en América Latina.

Nuestro país cuenta con 27 centrales termoeléctricas a carbón, conectadas al sistema eléctrico. Estas centrales constituyen la principal fuente de contaminantes del sistema eléctrico nacional y al año 2025 significarán el 91% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de todo el parque eléctrico nacional, 97% de todas las emisiones de dióxido de azufre y 88% de las emisiones totales de material particulado. Cerrar estas plantas que contaminan gravemente a la población de Coronel, Puchuncaví/Quintero, Huasco, Tocopilla y Mejillones (todas las cuales están saturadas de contaminantes atmosféricos), constituye un imperativo ético dado los importantes índices de nacimientos prematuros, niños con déficit intelectual y elevadas tasas de canceres en adultos. Adicionalmente a la solución de este grave problema de salud pública, poner fin al uso del carbón en Chile es la medida más costo efectivo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que comprometió nuestro país en el acuerdo de Paris.

Al respecto algunas empresas con Engie han tomado un liderazgo, anunciando el cierre de 2 unidades carboneras en Tocopilla en abril del próximo año, así como otras 2 unidades posteriormente. Pero empresas como AES-Gener que es propietaria de 52% de las carboneras instaladas en Chile, y que genera continuamente eventos de extrema contaminación en Puchuncaví/Quintero, no ha tenido ningún pronunciamiento al respecto.

Creemos que Chile puede cerrar las 7 carboneras obsoletas hoy. Ya cuatro de ellas, de propiedad de Engie, están con cronograma de cierre. Pero falta el pronunciamiento de AES- Gener sobre Ventanas 1 y 2 con 54 y 41 años de operación respectivamente y de ENEL sobre Bocamina 1, con 48 años de operación.

Estadísticas de la Comisión Nacional de Energía muestran que el año 2016 más de 44% de nuestro consumo eléctrico provenía de esta generación sucia y el año pasado se redujo a 39%, lo que sumado a la generación a petróleo (1%) y gas natural(17%) constituyen una matriz de 57% dependiente de combustibles fósiles. Peor aún, este año iniciará operaciones una nueva carbonera, la central Infraestructura Energética en Mejillones, lo cual incrementará las emisiones contaminantes de esa ciudad que hoy ya cuenta con 7 carboneras en funcionamiento. Por esta razón es tan importante que la actual administración haya mantenido la voluntad del gobierno anterior, en orden a acelerar la descarbonización de la matriz eléctrica y establecer un cronograma para concretarlo.

La Mesa para la Descarbonización convocada por el gobierno, es una instancia clave para un liderazgo del Ejecutivo para limpiar la matriz energética, cumplir con los Planes de Descontaminación y mejorar la salud de la población en las comunas donde se emplazan las carboneras; además de concretar los compromisos de Chile ante el Acuerdo de Paris.

Es muy probable que algunas empresas pretendan continuar con la inercia de la generación a carbón hasta el año 2040 o 2050. Pero la ciudadanía, y especialmente las comunidades afectadas esperan que al menos las centrales más contaminantes se cierren ahora, y que las metas de la Mesa de Descarbonización estén en concordancia con la Alianza para el Fin del Carbón, que han establecido varios países de la OECD, liderados por Canadá, Inglaterra y Francia cuyo compromiso es una transición que termina con el uso del carbón en 2030.


Sara Larraín

Chile Sustentable

europapress