​La mala argumentación de la Banca respecto de las criptomonedas

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Alfredo Barriga

En noticia publicada esta semana por La Tercera, se señalaban los argumentos de la banca tradicional en Chile para cerrar cuentas corrientes a empresas que transen con criptomonedas. Esencialmente, que éstas, por su naturaleza, podrían ser utilizadas para financiar actos de terrorismo y de lavado de dinero, sin dejar rastros.


Técnicamente, es cierto que en las actuales criptomonedas más conocidas la privacidad supone que no hay trazabilidad. Esa una de las fortalezas del modelo, pero como dice el dicho español, lo que es bueno para los lobos no es bueno para los corderos, y lo que es bueno para los corderos no es bueno para los lobos.


Pero el argumento es malo, por una razón muy obvia: el financiamiento a actos terroristas y el lavado de dinero se inventó décadas antes que las criptomonedas, llevando años conviviendo dentro del sistema financiero tradicional. Nada pudo hacer éste - ni ha podido hacer aún – con los miles de millones de dólares que cada año se mueven alrededor de la droga (lavado de dinero incluido), ni con el financiamiento de actos terroristas, ni con los dineros de actividades ilegales como venta de armamento, trata de blancas e incluso esclavitud – si, en pleno siglo 21. Por lo tanto, el efecto de las criptomonedas actuales respecto de la situación actual es, en el peor de los casos, neutro.


Las criptomonedas serán el medio de mover dinero en el mundo. El problema para la banca tradicional es que todas las que hay en la actualidad han sido creadas al margen del sistema financiero, que – es cierto – es una industria que está regulada. El uso esencial de las criptomonedas es el de recoger dinero (depósitos) y mover dinero (transacciones). Ambas están en el “core” del negocio de la banca. Por lo tanto, la amenaza de desintermediación es enorme.


En vez de combatir las criptomonedas con argumentos que no se sostienen, deberían apostar por este instrumento y crear sus propias criptomonedas, las que podrían ser incluidas dentro de la actual legislación que afecta cuentas corrientes, con lo cual serían privadas y seguras, pero a la vez, trazables. Eso les ayudará a competir con el recambio tecnológico que se viene por delante. Obviamente, los dineros mal habidos igual se irán por las criptomonedas no reguladas, algo que no podrá evitar medidas como las tomadas por la Banca cerrando cuentas de empresas que permiten la compra y venta de las mismas. Si les cierran el camino en Chile, ya se las arreglarán para hacerlos desde otro país, porque se trata de un medio que se está haciendo muy líquido a escala mundial. En cambio, si se crean criptomonedas que cumplan con toda la legislación actual, el país se verá beneficiado, adelantándonos a los tiempos que igual vendrán.


Está bien que el Gobierno no se precipite para regular respecto de las criptomonedas, pero este caso puede ser un gatillador para actuar sin prisas y sin pausas, con el objetivo de que Chile adopte los medios de pagos propios del siglo 21.


Alfredo Barriga Cifuentes


Consultor en Transformación Digital


Profesor UDP


Autor de “Futuro Presente: cómo la nueva revolución digital afectará mi vida”

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