​El Cambio Climático: Desafíos para Chile

|


Sara Larrain R

Nuestro país es extremadamente vulnerable a la variabilidad y fenómenos climáticos que conlleva el calentamiento global. El territorio nacional presenta 7 de los 9 criterios de vulnerabilidad establecidos por la Convención Marco, y ya está sufriendo algunos de los eventos extremos advertidos por los paneles científicos de la comunidad internacional, destacando los graves incendios y aluviones que han azotado a muchas regiones. Asimismo se evidencian las tendencias de cambios sostenidos en cuanto a incremento en las temperaturas medias y reducción en las precipitaciones. Cada nuevo estudio que se publica, no hace sino confirmar que debemos reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero y preparar a la sociedad chilena y a la economía para un desarrollo con 0,5 grados de mayor temperatura promedio al 2030: serias restricciones hídricas, con una reducción sobre el 20% en las precipitaciones en la zona centro-sur y reiterada ocurrencia de eventos extremos. Ello implica articular a la brevedad una política de Estado sobre SEGURIDAD CLIMATICA y SEGURIDAD HIDRICA.


Actualmente existe un diagnóstico acabado sobre la contaminación atmosférica y falta uno completo y público sobre el balance hídrico. En cuanto a la contaminación atmosférica es clave reducir la generación a carbón, culpable del 88% de las emisiones de material particulado y 91% de las emisiones de CO2 de todo el parque eléctrico; además de incrementar el costo del impuesto verde y hacer más estricta la norma de emisiones de instalaciones termoeléctricas. A ello se suma la contaminación del transporte en las grandes urbes, lo cual requiere una reforma importante en el transporte público y la incorporación de estándares de eficiencia energética (emisiones o consumo) a los vehículos motorizados. En la zona sur los impactos se deben a la mala calidad de la leña (humedad) y retraso tecnológico de los aparatos de combustión, lo cual requiere establecer el estatus de combustible para la leña y así propender regulaciones que aseguren formalizar su calidad y comercialización.


En el ámbito de la Seguridad Hídrica es clave que el país avance hacia la gestión integrada de cuencas incorporando criterios de ordenamiento territorial, protección de cabeceras de cuenca, caudales ecológicos, reforestación y prevención de riesgos, además de protección de humedales y glaciares. Estos últimos constituyen las reservas estratégicas de agua dulce que posee Chile, sus ciudades, agricultura y demás actividades productivas. Seguir permitiendo que la minería los destruya, además de su disminución por derretimiento debido al aumento de temperatura que trae el cambio climático, implica explícitamente “dispararse en los pies”. Sin agua no hay desarrollo. El país debe asumir su inseguridad y precariedad hídrica como política de Estado y actuar en consecuencia.


El programa del Presidente Piñera comprometió una Ley de Cambio Climático y la Ministra Cubillos presentó la semana pasada a las comisiones del Congreso Nacional las prioridades legislativas, entre las que se incluye la mencionada Ley de Cambio Climático, las leyes para la institución de protección de la biodiversidad. El Servicio Forestal y la Ley de Protección y Preservación de Glaciares. Si logra concretar estos marcos jurídicos, cuidando que la política pública priorice la sustentabilidad y la seguridad hídrica y climática, por sobre el lobby empresarial, sin duda se logrará un gran avance. De lo contrario, estaremos dilatando las respuestas políticamente responsables frente al cambio climático y agravaremos la exposición de la población y el medio ambiente a los impactos ya confirmados.


Sara Larraín

Chile Sustentable

europapress